Las mantis religiosas, al contrario que otros insectos, como las mariposas o los escarabajos, tienen un aspecto muy similar al del adulto cuando salen del huevo. Este tipo de insectos recibe el nombre de Hemimetábolos, y sufren un tipo de metamorfosis incompleta, ya que no pasan por los estados de larva y pupa.
En los insectos con metamorfosis completa (Holometábolos), tras la eclosión del huevo emerge una larva que no se parece absolutamente en nada al adulto, no sólo en su aspecto externo sino incluso en su fisiología y su anatomía interna. En este tipo de insectos, como por ejemplo las mariposas, las orugas se alimentan de tejidos vegetales y una vez que alcanzan un determinado tamaño, se encierran en un capullo de seda y en su interior se produce una metamorfosis completa en la que su aparato digestivo se transforma, se desarrollan las alas y tras un periodo de tiempo variable emerge un adulto completamente desarrollado.
En los insectos Hemimetábolos, como los grillos o las mantis, al eclosionar el huevo nace una ninfa que al igual que los adultos tiene ojos compuestos, patas y unos rudimentos de alas, y su fisiología es muy similar a la del adulto, salvo en su aparato reproductor que aún no está completamente desarrollado. En el caso de las mantis, las hembras ponen sus huevos dentro de una estructura espumosa que se solidifica rápidamente y que recibe el nombre de ooteca. Una vez que eclosionan los jóvenes, ya tienen completamente desarrolladas sus habilidades para la caza y sus primeras víctimas probablemente sean sus propios hermanos.