Con la línea del “per saltum”, ¿el gobierno apelará igualmente a la “gran Chávez”; o sea, al famoso 7D, que promete la intervención de Cablevisión, o esto es un recurso para mantener unida a la tropa? El gobierno podría estar esperando una evaluación del llamado 8N, el cacerolazo de rechazo a la “re-re-re”, que empalma con la oposición al desmantelamiento de los medios de Clarín. Todo el mundo le está tomando el pulso a todo el mundo. Por eso el gobierno no descuida tampoco la ofensiva contra Papel Prensa, que podría recibir un impulso nuevo con la decisión de ceder a la Comisión de Valores la regulación de la Bolsa de Buenos Aires. La ruptura del monopolio de los accionistas de la Bolsa para negociar la transacción de valores fue saludada como una modernización institucional, que se aplica desde hace tiempo en las principales Bolsas del mundo, porque reduce los costos de comercialización de los títulos. Sin embargo, es sospechada también de una intención de interferir en el capital accionario de la empresa de papel, que controlan La Nación y Clarín.
La súbita preferencia del oficialismo por la vía judicial en detrimento de la intervencionista también responde a la necesidad de otorgar el sello de la legalidad a los grupos capitalistas que se vayan a quedar con los despojos de la Corpo. La ley de medios no busca abolir el monopolio capitalista de la comunicación, sino proceder a una reprivatización y a establecer una alianza mediática que sustituya la que, hasta 2008, los K tenían con la Corpo. ¿Acaso el gobierno cree que cuenta con mayoría en la Corte, más allá del apoyo incondicional de Zaffaroni, o que estaría ganada para una ratificación de la ley de medios? La Justicia refracta intereses capitalistas diversos; incluida la presión internacional, no sólo los que encarna el gobierno. La desinversión tampoco es tema simple, porque debe llevarse a cabo evitando una desvalorización de las licencias -que irán unidas a los abonados-, algo que preocupa a la Corte -defensora de la propiedad privada, antes que cualquier otra cosa. Con relación al “per saltum”, la Corte Suprema ya ha hecho saber que llegado el caso verá si corresponde o no tomar la causa en sus manos; y es de descartar que un pronunciamiento pueda hacerse en los plazos que el gobierno pretende.
Paralelamente a las movidas judiciales, el kirchnerismo busca cooptar capitalistas. A los empresarios amigos que beneficiaría con las licencias que le quite a Clarín -como Vila-Manzano, Cristóbal López o Electroingeniería- les quiere agregar el apoyo de las telefónicas, con el negocio de la televisión digital. El Cronista da cuenta de que el gobierno quiere que Movistar, Personal y Claro presten el servicio de TV digital desde diciembre y, de ser posible, antes del 7D. El negocio incluye la venta de celulares smartphones y de televisores que ofrecen el servicio TDA. A esto se le agrega la disposición de que AR-SAT, una empresa estatal de fabricación de satélites, brinde también servicios de telefonía móvil.
El gobierno se encuentra en un brete, porque tiene problemas para avanzar y para retroceder. Del cuadro trazado surge que en la disputa entre el gobierno y Clarín ninguno de los bandos está interesado en la “libertad de prensa” ni en “democratizar la palabra”.