Perder autonomía

Por Violetaosorior
Actualmente en Argentina se debate el proyecto de ley 2895-D-2014, sobre el ejercicio profesional de las lic. en obstetricia (parteras), el fundamento principal del proyecto dice ser velar por el reconocimiento de la partera como profesional idóneo y autónomo, sin embargo esto es solo blablabla
Dicho proyecto pretende por ejemplo sacar de las incumbencias de las parteras la atención en domicilio y casas de parto, un derecho laboral  que actualmente poseen y un derecho social del que las usuarias hacemos uso.
Desde hace más de dos años usuarias y familias venimos luchando porque esto no suceda, se ha tildado de egoísta y caprichoso nuestro reclamo, se nos acusa de no dejar avanzar una ley que supuestamente propende por el reconocimiento de las parteras, somos las malas de la historia que solo pensamos en cumplir nuestro sueño snob
Sin embargo, vamos a hablar claro,  más allá de las elecciones personales sobre el ámbito de desempeño laboral, perder la atención en domicilio y las casas de parto es perder autonomía, es resignar el único lugar de atención independiente que aún les queda. No nos engañemos, lo que está puesto en juicio en este momento no es el parto domiciliario en si, sino la idoneidad de las parteras para asistirlo, ya que tal y como están las cosas lxs obstetras seguirán siendo reconocidos por el estado para asistir en domicilio, una vez más lxs médicxs las están desplazando como ya lo hicieron en las obras sociales y empresas de medicina prepaga. Y lo que el estado está diciendo con este proyecto de ley, es que las parteras no son aptas para trabajar autónomamente, que necesitan las supervisión de un médico, aunque les concedan uno que otro centímetro de reconocimiento, a  ojos del sistema médico las parteras siguen siendo vistas como la asistente del obstetra.
Les están tirando migajas, legitimándolas para realizar el trabajo sucio y encima se los venden como un reconocimiento y un paso adelante en autonomía; vamos a los hechos, las están avalando para cortar vaginas, una práctica altamente innecesaria y sobre todo estrechamente relacionada con la violencia obstétrica; las están dejando medicar en el momento del parto, así pueden mandarlas a inducir y dar oxitocina para que luego lleguen lxs obstetras a salvar la noche por las intervenciones que ellas realizaron y así, donde antes lxs médicxs tenían que poner la firma y  hacerse responsables, ahora no!. Las están mandando al frente de batalla, como primera línea, resguardando a lxs medicxs de las denuncias y encima quitándoles el último bastión de verdadera autonomía. Y las parteras, sobre todo aquellas que dicen representar y velar por el interés de todas están firmando y dando las gracias, pero las familias y usuarias no olvidamos que la fuerza e importancia de su función radica en ser guardianas y especialistas en fisiología.
Los países que reconocen el parto domiciliario planificado en manos de parteras tienen una partería fuerte, autónoma, con el reconocimiento social, político, económico y legal que les corresponde, además de mejor calidad de atención perinatal y  mejores indicadores de bienestar de la madre y el bebé. Porque lo que están reconociendo no es solo un lugar de desempeño, si no un modelo de atención, lo que están legitimando es que tal y como recomienda la OMS, la atención del embarazo sano, el trabajo de parto normal y la recepción del recién nacido sano tiene que estar en manos de parteras y no de obstetras y neonatólogos. Si nos ceñimos a los datos de la OMS en manos de parteras debería estar por lo menos el 80% de la atención. Nada eso se expresa en este proyecto de ley, pero tranquilas que ahora van a poder cortar vaginas legalmente avaladas…
Lo que las usuarias y familias caprichosas y egocéntricas estamos diciendo es que queremos ser asistidas por parteras como profesionales autónomos y no como meras asistentes de lxs médicxs, en realidad nosotras confiamos más en su idoneidad de lo que el estado, las personas que las representan y forman y las mismas parteras lo hacen
La ley tiene que cambiar, claro que tiene cambiar, las parteras  tienen que ser reconocidas en la enorme labor que hacen pero, por favor no trancen, no resignen su autonomía, ni nos dejen en manos de la mirada de la patología, solo por ser dueñas de la tijera y la intervención