Perdida es como he estado este último mes con respecto al blog, no se si lo habéis notado, pero el caso es que me ha sido imposible sentarme a escribir. Lo cierto es que la razón no es ni más ni menos que realmente me sentía perdida, en todos los sentidos.
El diccionario de la RAE define crisis como:
1. Cambio brusco en el curso de una enfermedad, ya sea para mejorarse, ya para agravarse el paciente.
2. Mutación importante en el desarrollo de otros procesos, ya de orden físico, ya históricos o espirituales.
3. Situación de un asunto o proceso cuando está en duda la continuación, modificación o cese.
4. Momento decisivo de un negocio grave y de consecuencias importantes.
5. Juicio que se hace de algo después de haberlo examinado cuidadosamente.
6. Escasez, carestía.
7. Situación dificultosa o complicada.
Quitando las acepciones cuatro y cinco, creo que me siento identificada con todas. Hace unos meses, a finales del año pasado, me diagnosticaron distimia, un tipo de depresión leve pero crónica. Sinceramente, me pregunto si no puede ser un diagnóstico un poco a la ligera, pero el caso es que cayó sobre mí como una losa. Después de casi dos años en tratamiento, reflexionando, trabajando en mis problemas…y cuando pensaba que estaba todo solucionado, resulta que se venía abajo sólo por dejar la medicación, que todos mis logros se había quedado en nada y que mi paz mental iba a depender para siempre de una pastilla.
Y vuelta otra vez a lo mismo, pero no ha sido lo mismo, la medicación que tomaba no me ha sentado bien esta segunda vez (he engordado, estaba totalmente apática, como dormida…) , ha coincidido con el estrés de abrir mi propio negocio junto a mi chico, y todas las dudas y paranoias han vuelto. En estos meses ha sido una auténtica montaña rusa emocional, de sentirme bien (o al menos convencerme a mi misma de ello) a sentirme absolutamente hundida.
Pero toda crisis conlleva un cambio, ya que ese es el fin de una crisis, cuando el cambio se produce, y está en nuestra mano que este sea el mejor posible. Quien haya pasado situaciones similares, sabrá que no todo depende de fuerza de voluntad, aunque algunas de las personas que nos rodean no lo puedan entender. En realidad eso es bueno, ya que nunca han tenido que sentirse así. No obstante, hay que sacar la fuerza de donde no la hay, y en los momentos de lucidez o tal vez de desesperación total, tomar medidas.
A mi siempre me ha servido leer…de todo; libros, artículos, blogs… nunca sabes dónde vas a encontrar esas palabras que te hacen “click”, en las que te puedes ver reflejada o que te dan una buena idea de por donde empezar. En estos meses, lo único que ha conseguido que crea que hay alguna posibilidad de cambiar, han sido las múltiples referencias que he leído acerca de la alimentación consciente, o como sea que se la llame, pues es difícil clasificarla, pero es en resumen una alimentación basada en vegetales, granos y semillas, libre de crueldad, con un alto porcentaje de alimentos crudos y minimizando en lo posible las proteínas de origen animal.
Creo firmemente, que la mayoría de trastornos de tipo depresivo, de ansiedad, etc. son enfermedades de nuestra sociedad, derivadas de nuestra forma de vida y por tanto también de nuestra alimentación, como sucede con otras como la obesidad, la diabetes o muchos tipos de cáncer. Yo ya estaba en el camino de cambiar mi alimentación, pero lo iba haciendo de forma muy irregular, lo único que había conseguido definitavemente era dejar la carne y el pescado, pero hoy por hoy, creo que se ha dado el click necesario para poner todo de mi parte en un cambio real, que no puedo asegurar que solucione mis problemas, pero que si al menos va a ser el cambio que se produzca derivado de esta crisis.
Esta determinación es también una manera de “cambiar el foco”. Algo que me inspiró el otro día una charla que escuché de mi queridísima Ana Moreno, a la que si no conocéis podéis ver aquí donde ya le dediqué un post, no la conozco personalmente (bueno, el otro día fui a la presentación de su último libro y tuve la oportunidad de hablar con ella), pero es de esas personas que parece que siempre tienen la palabra correcta. Por eso la admiro y me inspira tanto. Bueno, como os contaba, escuché una charla suya en la que precisamente hablaba de las crisis, y de eso, de cambiar el foco, de buscar otra cosa en la que trabajar y no regodearse en los sentimientos de tristeza o frustración.
Evidentemente este no es mi único plan de acción, hablé con mi médico para cambiar la medicación (ya que de momento no creo que pueda prescindir de ella), he buscado a una psicóloga privada (porque me niego a que esto no tenga solución), y sobretodo me apoyo en los que me quieren, lo entiendan más o menos, mientras se mantengan a mi lado, es suficiente
Y ya os iré contando, porque este va a ser un camino largo, pero al menos ahora, estoy consiguiendo tomar las riendas y sacar un poquito la cabeza. Siento la chapa de post que os he metido, pero yo necesito hablar y hablar y hablar las cosas, jajaja, y que mejor sitio que aquí, en mi pequeño mundo que es mi blog, y donde os podéis asomar si queréis y tal vez, sentiros reflejad@s.
Y bueno, muy pronto quiero publicar un post con blogs recomendados, ya que hay una comunidad bloguera que aboga por la vida sana, la alimentación consciente (o lo que sea