El Banco Mundial, citando estimaciones privadas, señaló que el costo del terremoto y tsunami que asoló a Japón el viernes 11 de marzo podría llegar hasta 235 mil millones de dólares, o 4 puntos porcentuales del producto interno bruto nipón. El diario estadounidense The Wall Street Journal fue aún más lejos y dijo que los daños podrían alcanzar la suma de 300.000 millones de dólares. A su vez, Citigroup ha estimado los daños a edificios e infraestructura en 91 mil millones de dólares, mientras que Barclays Capital estima las pérdidas económicas en 130 mil millones de dólares. Por lo que vemos, existe un gran consenso en que la catástrofe nipona, que ya supera las 15 mil víctimas humanas, es una de las mayores en varias décadas.
La industria nipona se encuentra seriamente afectada por la catástrofe que destruyó gran parte de la infraestructura del noreste del país como puertos, carreteras, y las plantas nucleares de Fukushima. Esto ha obligado al racionamiento eléctrico y al cierre temporal de numerosas industrias. La empresa Sony ha señalado que la escasez de piezas y materiales podrían obligarle a reducir o suspender la producción en cinco plantas ubicadas principalmente en el centro y el sur de Japón: La fabricación de todo tipo de productos, desde cámaras de TV y cámaras digitales y micrófonos, será suspendida hasta el 31 de marzo. Una sexta planta en Chiba, al norte de Tokio, no ha podido reanudar la producción debido a cortes de energía.
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