Perdido en el exceso – Crítica de “El hombre que mató a Don Quijote” (2018)

Publicado el 07 junio 2018 por Manuzapata @vivazapatanet

Septiembre de 2000. El desierto de las Bardenas Reales, plató de rodaje de innumerables películas, cortometrajes y spots, lugar donde prácticamente no cae una gota en todo el año, sufre varios días de lluvias torrenciales que convierten el duro y polvoriento suelo en un lodazal que imposibilita cualquier intento de filmar. El ruido generado por los cazas estadounidenses que sobrevuelan el cercano campo de tiro inutiliza las tomas realizadas hasta entonces. Jean Rochefort, el actor que encarna a Don Quijote, sufre una doble hernia discal que le impide montar a caballo. Los productores, desesperados, descubren que el seguro no cubre las pérdidas provocadas por la tromba de agua.

El estupendo documental Lost in La Mancha describe cómo toda serie de casualidades negativas se dieron cita, una detrás de otra, provocando un efecto dominó que dio al traste con el primer intento de Terry Gilliam de llevar a la gran pantalla su particular visión de las aventuras del Caballero de la Triste Figura.

El ex Monty Phyton pretendía revisitar el mito a través de las peripecias de un ejecutivo publicitario que viaja en el tiempo para encontrarse con Alonso Quijano que lo confunde con Sancho Panza, pero todo se conjuró en su contra. El director se encontraba en plena madurez creativa tras Miedo y asco en Las Vegas y las expectativas hacían prever un despliegue de esa imaginación desbordante que nos había seducido con la magnífica Doce monos, pero el rodaje se suspendió.

Un tipo cabezota como Gilliam lo volvió a intentar en varias ocasiones. Pasaron por el reparto Johnny Depp, Gérard Depardieu, John Hurt, Ewan McGregor. El guión fue variando, la financiación menguó y la salud del realizador, como la de varios de sus intérpretes, se vio afectada por las vicisitudes que este proyecto maldito ha venido sufriendo desde hace dieciocho años. Un pleito de los coproductores portugueses ha estado a punto de posponer el estreno. Finalmente la cinta, tras proyectarse en Cannes, ha llegado a las salas.

Los cambios en el libreto han transformado al publicista en director de cine y el periplo temporal se transforma en un viaje interior de un protagonista envanecido, maleado por el éxito en su profesión y hastiado de su triste existencia, en busca del entusiasmo y el optimismo del chaval que debutó con una ópera prima titulada El hombre que mató a Don Quijote. Si esto lo envolvemos en una crítica al mundo del celuloide, a la manera en la que puede destrozar las vidas de un zapatero que termina creyendo ser caballero andante o de la adolescente que soñó que podría triunfar como actriz y acabó convertida en meretriz, vemos que las intenciones no pueden ser mejores y no dejan de tener su gancho, pero a la hora de ser plasmadas sobre la pantalla comprobamos, con profundo pesar, que, a pesar de nuestra buena predisposición, las extravagancias otrora ocurrentes del genio de Gilliam embarullan un relato que se pierde en el exceso.

¿Qué habrá quedado de lo ideado inicialmente? Nunca lo sabremos.

Copyright del artículo © Manu Zapata Flamarique. Reservados todos los derechos. 

Copyright imágenes  ©  Alacrán Pictures, Tornasol Films, Entre Chien et Loup, Ukbar Filmes. Cortesía de Warner Bros Piuctures International. Reservados todos los derechos.

El hombre que mató a Don Quijote

Dirección: Terry Gilliam

Guion: Terry Gilliam y Tony Grisoni, inspirado en personajes de Miguel de Cervantes y Saavedra

Intérpretes: Adam Driver, Jonathan Pryce, Joana Ribeiro

Fotografía: Nicola Pecorini

Música: Roque Baños

Duración: 132 min.

España, Bélgica, Portugal, Reino Unido, 2018

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