Vergüenza del presunto periodismo español, los de A3 tendrían que pedir perdón a los mineros chilenos, y de paso a la audiencia latinoamericana, por el bochornoso espectáculo de ayer, del que sólo se salvaron precisamente los mineros. Canallas de la farándula, preguntas sonrojantes, un estilo lamentable. Los protagonistas, recién llegados de un largo viaje, para los cuatro su primer viaje en avión, con el jet lag marcado en sus rostros, apenas pudieron reaccionar ante tamaña insidia de los presuntos, que dieron muestras de que únicamente saben enfrentarse al montaje, la mentira, los entrevistados de cartón piedra, putas, maricones, ladronzuelos, amantes despechados, gente que vende a su padre, etc. Cuando se les presenta la realidad delante, se cagan, la cagan. O exhiben su podredumbre y mezquindad, tan propios de este país de trepas y canallas. Mira que preguntar a un minero si pensó en suicidarse, o el regalito del traje de novia, o el embuste de la amante y la mujer cabreada, o la manía de echar a pelear a los mineros, y así hasta el infinito. Como símbolo del dislate, la presunta Nieves Herrero, pionera de la basura. Pensarán que no recordamos el show del crimen de Alcasser. Pues los chilenos, unidos, discretos, sobrios, no fueron al trapo, salieron airosos del trance, mientras se confirmaba la claudicación definitiva del periodismo español. En Chile, cuya prensa seria trata el tema con delicadeza, están indignados.