Perdona si te pido perdón

Por Andrea Alanís @andrealanis
Perdono, pero no olvido.
Si no perdonas tú, el tiempo lo hará.
Perdona sin perdón y la vida te dará razón.
Más vale pedir perdón que pedir permiso.

Ah pero que difícil es perdonar.

Cuando alguien te daña, atenta con tu felicidad y al final te guste o no, con el ego, el perdón ni remotamente pasa por la mente. Y cuando dañas, atentas con la felicidad de alguien más y también con su ego, tampoco se te ocurre pedir perdón.

Perdonar y pedir perdón, dicen que es algo de grandes sabios. Pero creo que es para gente con humildad, con amor propio y con muy buena autoestima. Y digo autoestima porque el ego es el enemigo más grande de tus acciones.

Cuando una pareja se daña, sea cual sea la acción (porque un daño es un daño; chico, mediano, grande), el pedir perdón y perdonar, debería ser un deber ser, algo así como una regla, un acto de humildad que venga firmado en los votos.

La infidelidad duele hasta la médula, se pierde confianza, comunicación, el corazón se rasga, se contrae, y se llena de mil y un porqués muy difíciles de responder. En el camino, es mucho más fácil odiar, maldecir y llenarse de rencor. Pero ¿ganas algo? Yo digo que no y si le hacemos caso a los mayores cuando dicen “el que se enoja pierde”, pues entonces, la única persona que terminará dañada serás tú.

Perdonar no es una tarea sencilla porque el punto no es decir ya pasó, a lo que sigue y que a la primera oportunidad, recuerdes el incidente. Eso, no sería perdonar con el corazón. BFF! esto se va complicando.

¿Qué es perdonar con el corazón? Se me ocurre que es cuando verdaderamente haces a un lado el ego, los mil y un porqués y decides avanzar. Si es una infidelidad, superarlo como pareja, hablarlo, reconocer que hay detrás de ese beso, ese acostón, esa relación extra marital y aceptar porque no, las benditas culpas. Hacerse responsable de sus actos.

Hablar, reconocer, aceptar, y agregaría un avanzar porque puede que se queden en las tres primeras y realmente no den carpetazo y una y otra vez el tema seguirá vivo a la primera oportunidad.

En mi primera ida al cine en este viejo (nuevo para mi) continente vi Maktub (2011). Una peli que habla de un niño con cáncer y su visión de la vida. Dentro de la historia, que no la contaré para que la veas, hay una pareja desmoronándose, una pareja que no sabe porque están juntos, una pareja que a lo largo de los años y dos hijos se ha perdido en el camino, una pareja en la que ya no hay orgullo por el otro, hay cariño sí pero ya no ese “algo” que no puedes describir y que la vida misma le llama amor. ¿Te suena? Es una relación común de pareja, como la tuya o la mía o la de la vecina o la de tu mejor amigo. Pero ¿qué hacen diferente? La respuesta es simple. A lo largo de sus idas y venidas, de sus embrollos, de sus peleas, de su pérdida de confianza y comunicación, ambos deciden hacer un acto espontáneo de amor. Y si le quitas esas bonitas palabras, simplemente decidieron pedir perdón y perdonar. Sí, si en ese orden. Porque es más fácil ver lo mal que hace el otro pero la humildad debe empezar en ti.

¿Fácil? No lo es, se requiere destreza emocional una pizca de humildad pero sobretodo se requiere amor. Y cuando no lo hay todo se complica. Porque quizá haya amor de tu parte pero en la del otro no, o quizá haya amor de ambos pero ninguno acepta lo que les toca, o de plano de un día para otro el orgullo, el odio, el rencor puede más que un recuerdo de cuando eran felices. Pero también, ¡OJO! se vale dejar de amar. Y cuando te dejan de amar, ah como duele. Si esto último te sucede, ¿no sería mejor olvidar y seguir adelante? ¿No deberías darle las gracias porque ya no está en tu vida?, ¿de verdad prefieres tenerlo al lado sabiendo que no te ama, que no eres feliz y que tampoco te hace feliz?, y si tienes hijos ¿crees que odiando al padre o madre de tus hijos, ellos estarán bien? ¿es sano para ti? ¿es sano para tus hijos?

Siempre he dicho que las parejas deben terminar de la misma manera en la que empiezan. A veces se puede, la mayoría de las veces no. Pero está en ti cambiar esto y no importa si el o ella no lo hace, hazlo tú. Piensa en ti, en tu felicidad, en tu bienestar, en tu tranquilidad emocional. Pide perdón y perdona. 

El perdón es la única venganza aprobada por el universo.

Silvia Schmidt