Aunque se retiren los montes y vacilen las colinas, no se retirará de tí mi misericordia y ni mi alianza de paz, vacilará, dice el Señor que te quiere. Isaías 54,10.
Al principio era la misericordia. Por ella fuimos creados. La misericordia es el amor que va más allá de la justicia( cf.Divis in misericordia, n.5) y nuestro venir a la vida ha sido fruto de un amor en exceso, no ciertamente de un acto de justicia. Así hemos sido creados por un acto misericordioso, hecho por manos misericordiosas, pensados por una mente misericordiosa. Somos como “modelados ” en misericordia: esta materia prima nos constituye como seres llamados a la vida por un perdón que ha precedido también a nuestro error y arrepentimiento.
Nosotros somos seres perdonados; si Dios no fuese misericordia no habríamos existido jamás y si esa misericordia existe desde el principio de nuestro ser, incluso lo ha sucitado, también es hoy fuente de vida, gracia de la cual tenemos continuamente necesidad y que constantemente obra en nosotros para reconciliarnos.
La creación se nos aparece, entonces, como un gran gesto de misericordia y nuestra vida se hace historia de la fidelidad de este amor gratuito. Cada día que pasa es un perdón siempre nuevo, personal, crativo. Pero también discreto y silencioso: tan discreto que no humilla a la persona. Vivimos inmersos en la misericoria , pero podemos no darnos cuenta…
Fuente: Amadeo Cencini (Vivir Reconciliados).
No solo hemos sido creados de un modo maravilloso, sino ubicados de igual forma, en la creación de Dios, siempre estaremos en deuda y diariamente debemos ser agradecidos por lo que ha hecho en nosotros . Deléitate en todo aquello que ha creado para ti.