Este tipejo sin gracia, agrio, molesto, que dícese escritor cuando es solo un novelista de méritos literarios muy limitados, se ha creído el Cela del siglo XXI. Y es verdad que es igual de borde, de cretino, pero para ser Cela, Arturito Pérez Reverte tendría que haber escrito algo parecido a La colmena o La Familia de Pascual Duarte y no historietas de espadachines más o menos acomodadas o episodios de historia que si los viera Galdós le daría un ataque de risa.
Eso sí, él es el mejor. Y yo me pregunto quién puñetas hizo que entrara este tipejo en la Real Academia. Claro que viendo quién está dentro y fuera, tampoco me extraña tanto. Cuando ves que Luis García Montero, Eduardo Mendoza, Gustavo Martín Garzo, Almudena Grandes, Antonio Gamoneda o Julio Llamazares, entre otros, no están y sin embargo, este escritor de medio pelo se sienta tan tranquilo en la letra T (de tontol’haba) desde hace siete años. Es que se te abren las carnes, y entiendes aquello que dicen de los manicomios y, por lo que se ve, también de la Real Academia: Ni son todos los que están, ni están todos los que son.
Pues bien, si le he traído aquí a Kabila no es para decir que es un bluf que supongo que ya lo sabrán ustedes o que terminarán por descubrirlo, sino para denunciarle por proferir insultos contra este pueblo al que pertenece y porque además, con más cara que espalda, el partido popular le está haciendo de oro.
Pues sí señores llamó imbéciles a todos los políticos, y no contento con esto, luego ha llamado al pueblo español, o sea a usted, a mi y otros cuarenta y tantos millones de ciudadanos: incultos. Además, se permite decir que la Memoria Histórica que reivindicamos es peligrosa por ser analfabeta, porque el español, históricamente, es un hijo de puta (menos mal que ha dicho históricamente, que si no, era para ofenderse).
Bueno, pues resulta que a este aprendiz de intelectual extravagante exhibicionista, esos a los que llamó imbéciles, con el dinero de los ciudadanos, por el llamados incultos e hijos de puta (eso sí, sólo históricamente) le endiñaron 300.000 euros desde la Comunidad de Madrid, por el Bicentenario de 1808 y ahora, la ciudad de Cádiz le va a soltar 150.000 euros por hacer de comisario de una exposición por el bicentenario de la Constitución de 1812. Los precios normales son de 30.000 euros, pero claro él es D. Arturo y una personalidad de “tamaña estatura”, vale lo que le quieran pagar, por cierto, las dos instituciones paganinis –el dinero no, que el dinero es de los madrileños y gaditanos— están comandadas por el Partido Popular. Y digo yo, o son masoquistas o están pagando sus declaraciones sobre la Memoria Histórica o es que a lo mejor se creen lo de imbéciles, incultos e hijos de puta. Si no, no se entiende.
Salud y República