Perfil bajo, mérito alto

Publicado el 25 marzo 2010 por Unoodostoques
Iba a hablar de Messi, de Maradona, de Puskas, de Van Basten, de Maldini y de muchos más jugadores que no entran nunca en las quinielas de mejores la historia. Pero hoy he pegado un repaso a un periódico y me he dado cuenta de que lo que da brillo a un deporte no es sólo el gran héroe de turno, sino el cotidiano. Así que hoy me lanzo a homenajear brevemente a lo mejor de lo mejor en los banquillos españoles. No voy a hablar de Guardiola o Pellegrini, grandísimos entrenadores con magníficas trayectorias repletas de éxitos tanto como jugadores como entrenadores. Hoy toca hablar de otros, en concreto de dos, pero que podrían ser muchos.
El primero logró un hito en la historia del Levante UD: devolverlo a Primera División tras cuarenta años de agonía. Logró hacer un fútbol vistoso, logró marcar la diferencia en una categoría muy dura y logró aprovechar a jugadores desaprovechados. Logró que Rivera, jugador de clase pero de pocas oportunidades para demostrarla, se convirtiera el mismo año en el jugador de Segunda División con más robos y más asistencias. Logró compactar una delantera fabulosa sin titular fijo (los Reggi, Congo y Aganzo tuvieron sus momentos de suma importancia en el ascenso). Logró un hito en un equipo gafado y su club le premió con una destitución absurda cuando la temporada estaba acabada. Siguió luchando y volvió a su tierra, donde dio buenas tardes de fútbol dentro de sus aspiraciones. Y ahora arma un Sporting de Gijón con mayoría abrumadora de jugadores españoles, con un estilo directo y ofensivo, con una defensa y contención rocosas y con un patrón de juego muy reconocible. Tiene al equipo en un meritorio undécimo puesto y mira sin tapujos a una posible clasificación para Europa en las próximas temporadas si la cosa no se tuerce. Y todo ello con un presupuesto de division inferior. Quien no quiera ver que Preciado es uno de los mejores técnicos de la categoría se está perdiendo una joya.
El otro personaje a ensalzar hoy tiene una trayectoria más accidentada si cabe, más irregular y más repleta de decepciones que el cántabro. Se puede decir sin miedo que Pep Guardiola debe mucho a este entrenador, quien coincidió con él en Oriente Medio cuando la carrera del bueno de Pep se agotaba. Juanma Lillo nunca abandonó su método elástico y vistoso, su filosofía cuasi-zen de paciencia y lucha estética. Nunca se adaptó a estilos diferentes porque no era su camino. Y tras experiencias aciagas, como la de la pasada temporada en la que no consiguió aupar a la Real Sociedad a Primera División, el salmantino ha conseguido sacar al Almería de donde estaba y amenaza con meterle en un estrato superior de la liga. Y todo desde el respeto a la pelota y a un esquema elástico pero innegociablemente ofensivo. Quien crea que Lillo ha encontrado su sitio puede estar ganando una apuesta.
JM Martín