Hace unos años, en la redacción de Intereconomía se recibió un vídeo. En él se veía a El Gran Wyoming, presentador de El intermedio, vejando verbalmente a una becaria durante un ensayo del programa. Los de Intereconomía ya tenían la prueba que necesitaban para cargar contra el presentador de La Sexta y su programa. Finalmente quedó demostrado que el vídeo era un montaje del propio equipo de El intermedio. La experiencia sirvió además para demostrar un secreto a voces: en Intereconomía no contrastaban las noticias.
Algo parecido a ocurrido recientemente con Eduardo Inda. Hace unas semanas publicaba las pruebas de que Podemos había recibido dinero del Gobierno venezolano. Incluso exhibía un documento oficial. Dejando a un lado que el documento había sido copiado y pegado de capturas de un vídeo de YouTube, lo cierto es que el documento estaba lleno de errores por todas partes. Tanto Pablo Iglesias, como el Gobierno venezolano, como el banco implicado en el pago negaron la veracidad de la información.
Y hace unos días, el diario digital de Eduardo Inda publicaba que Julio Rodríguez, exmilitar y cabeza de lista de Podemos en Almería, había viajado a Málaga en primera clase en AVE. Lo publicaban con una foto del implicado sin más contexto. La noticia fue desmentida por el mismo Julio Rodríguez con una fotografía del billete que sacó para dicho viaje (algo parecido le pasó a Inda hace unos años cuando sacó a la luz una foto de Pablo Iglesias viajando a Bruselas, sin más contexto que su palabra de que esa foto pertenecía a la primera clase de un avión, cosa que resultó ser falsa).
Cierto sector de la prensa, vinculado a partidos políticos conservadores, se ha caracterizado desde hace años por un absoluto desprecio por el periodismo. Practican una especie de periodismo deleznable, marcadamente sesgado y absolutamente ciego. Saben que entre sus públicos esas "informaciones" van a calar, aunque se demuestren falsas. Su máxima es la de no dejar que la realidad arruine un buen titular. Si hay que manchar el buen nombre del periodismo, pues se mancha.
Yo a eso no lo llamaría periodismo