Llamado el 'excremento del diablo' por las comunidades indígenas, la explotación del petróleo en este continente ha traído grandes beneficios, como el desarrollo, pero también ha provocado guerras, invasiones y graves daños ecológicos.
En Ecuador, donde hoy la extracción del petróleo se hace de manera cuidadosa y respetuosa con el medioambiente, está la sombra del pasado, cuando poderosas transnacionales utilizaron esta tierra como su basurero y patio trasero.
Es el caso de la petrolera estadounidense Texaco, adquirida después por Chevron, que entre 1972 y 1992 extrajo 1.500 millones de barriles de petróleo de Ecuador; durante el proceso intencionadamente vertió 19.000 millones de galones de residuos en la región y derramó 17.000 millones de galones de petróleo. Algunas organizaciones ecologistas han descrito la situación como "el peor desastre petrolero del mundo".
Texaco operó en todo el distrito amazónico alrededor de 300 pozos, en cado uno de estos pozos tenía hasta ocho piscinas como depósito de residuos tóxicos
"Texaco operó en todo el distrito amazónico alrededor de 300 pozos, en cada uno de estos pozos tenía hasta ocho piscinas como depósito de residuos tóxicos. Unas dos millones de hectáreas fueron contaminadas de esta manera directa e indirectamente por la filtración de agua contaminada", dijo José Luis Díaz, experto del Ministerio de Ambiente ecuatoriano.
Es la 'mano de muerte de Chevron', debido a que en las zonas afectadas no hay vida y es un mensaje de los pueblos afectados, que simplemente están buscando justicia contra una empresa que ha aprovechado de manera financiera la zona.
Se estima que esta contaminación se ha cobrado al menos 1.400 vidas en la región, por enfermedades derivadas de los vertidos. Muchos indígenas y agricultores siguen afectados por secuelas, que incluyen defectos de nacimiento y distintos tipos de cáncer.
"Muchas personas, de los primeros fundadores de nuestras comunidades, han fallecido, entre ellos está también mi padre, que murió de cáncer", relata uno de los afectados.
La petrolera norteamericana se ha negado a pagar una indemnización de 9.500 millones de dólares, fijada por la justicia de Ecuador, en el marco de un proceso legal iniciado por indígenas y colonos de la Amazonía ecuatoriana, que acusan a la compañía de graves daños ambientales dejados durante el tiempo que operó en esa región.
Chevron asegura que cualquier problema ambiental en la zona en la actualidad es de "exclusiva responsabilidad del Estado ecuatoriano", pues la compañía fue liberada, en 1998, por el entonces Gobierno de Ecuador de "cualquier reclamo ambiental colectivo a futuro".
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