Revista Comunicación

Periodistas como en rueda de hamsters: Corriendo sin ir a ninguna parte

Publicado el 04 octubre 2010 por Noblejas

Hamster_journalist

El artículo de portada de Columbia Journalism Review (The Hamster Wheel. Why running as fast as we can is getting us nowhere) ha sido probablemente leído con perplejidad por mucha gente de la profesión.

No sólo por los datos acerca del modo empresarial de funcionar de los medios, sino precisamente por la comparación directa de los periodistas con los hamsters dando vueltas en su rueda. Y como la idea abstracta quizá es menos significativa que ver un caso concreto de lo que se habla, he puesto aquí un breve ejemplo de un par de hamsters dando velocidad a su rueda y luego girando dentro de ella:

Cierto que comparar directamente a los periodistas con hamsters corriendo como locos dentro de una rueda ("yendo muy deprisa hacia ningún sitio") es algo patético, que desde luego no resulta halagador para el estatuto y la dignidad profesionales de los periodistas. Pero dice no poco de una situación profesional francamente mejorable.

No es sólo asunto de velocidad (las demandas de la red, la globalización, todo ya mismo en directo, etc.), sino de calidad de vida y calidad del trabajo hecho.

Lo que sorprende es que -desde el punto de vista empresarial, las voces dicen que todo va muy bien, porque "se está haciendo más (noticias, reportajes, artículos, etc.) con menos (gente)".

Hace diez años, la redacción del WSJ "producía" 22.000 artículos al año. Una cantidad semejante han "producido" en el primer semestre de este año, con lo que al final del año se habrá "producido" el doble.

En el tiempo pasado entre 2000 y 2010, al mismo tiempo, el staff del diario se ha reducido notablemente: en concreto, de un 13% entre 2000 y 2008. Es decir, la redacción ha pasado de 323 profesionales a 281.

En términos generales, refiere el Pew Research Center, que el 75% de los directores de periódicos aseveran que que el número de historias publicadas ha continuado estable o incluso ha aumentado, el número de periodistas se ha reducido en un 25%.

El caso es que -se puede leer en el citado artículo de portada del CJR- lo que está en juego con los periodistas vistos como hamsters corriendo en sus rueda, no es sinónimo de velocidad. No es asunto de velocidad, achacable a las exigencias evolutivas de las nuevas tecnologías. 

Lo que la comparación tiene de patético es que se trata de movimiento por una especie de puro "amor" del movimiento. Pánico de la noticia, falta de disciplina, incapacidad de decir que no... etc. Equiparación del tráfico web con dólares de publicidad. 

En los periódicos de hoy sucede que las historias tienden a ser compuestas más rápidamente y bajo mayor presión, por parte de un staff de reporteros cada vez más pequeño y con menos experiencia. Historias que luego pasan con creciente rapidez por las manos de un menor número de editores, también menos expertos, camino de su publicación.

El artículo de CJR merece ser leído, además de por su documentada argumentación, por las seis cuestiones en que resume la situación de los periodistas actuando como si trabajaran en una rueda de hamsters:

1. La rueda es real
2. La rueda no es inevitable
3. La rueda infantiliza a los reporteros y fortalece a los relaciones públicas
4. La rueda nunca logra plantea la agenda de noticias, sólo responde a otras agendas
5. La rueda no es libre
6. La rueda ¿paga realmente las facturas?

Sabiendo que las comparaciones no son del todo justas, uno se pregunta qué pasaría si esta situación (menos profesionales haciendo mucho más, sin saber muy bien qué hacen), algo que tiene que ver con luchar contra la ignorancia y la manipulación de la ciudadanía, es decir, tiene que ver con la necesidad de saber lo que pasa en el mundo en que vivimos, so pena de resultar esclavizados; uno se pregunta qué pasaría -digo- si algo semejante se dijera, por ejemplo, de los hospitales y las profesiones de salud: que todo va muy bien, porque con menos profesionales, con menos experiencia, trabajando más rápido y con menos controles de calidad, se logra dar mejor respuesta a las enfermedades y aumenta la salud ciudadana... 

Quizá -espero equivocarme de medio a medio- es que esta situación del periodismo sólo se acerca a algo semejante a una esclavitud ciudadana inducida por instancias que manejan el periodismo al margen de sus exigencias profesionales y sociales.


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