Soy oyente de la Cadena Ser desde que tengo memoria. Mi madre nos apremiaba en el desayuno a mi hermana y a mi cuando comenzaba la sintonía de Los Porretas para que no llegáramos tarde al colegio. En el instituto y en la universidad desayunaba con Iñaki Gabilondo y estudiaba escuchando a Gemma Nierga cuando hacía “Hablar por Hablar”. Digo esto para aclarar mis afectos antes de seguir escribiendo.
La semana pasada (el mismo día que “El Glorioso” se hizo con la Europa League) aparecía la noticia de que Paco González, director de Carrusel Deportivo, había sido retirado del cargo (técnicamente “suspendido de empleo y sueldo”). ¿Los motivos? No estaban claros. Según algunas fuentes el periodista habría llamado “hijo de puta” a un directivo de la cadena. Según otras, habría discrepancias sobre el plan de trabajo para cubrir el mundial de Sudáfrica, que al parecer no contaba con su desplazamiento y le obligaría a realizar un programa diario.
La reacción en la red fue inmediata. Twitter se llenó de mensajes de apoyo y en Facebook se creó una página de apoyo al periodista que hoy contaba con más de 77.000 fans!!
A mi estas cosas de “las masas” siempre me han dado un poco de miedo por lo que tienen de borreguismo. Y en esta ocasión no es menos y discrepo de esta reacción. Yo fui uno de esos a los que le dolió profundamente no escuchar a Paco narrando la victoria del Atlético de Madrid pero si las cosas son en algo como cuentan que fueron…
En los años que llevo trabajando en este sector me he encontrado con un fenómeno relativamente frecuente: el “periodista estrella”. Es aquél periodista que se tiene en tanta valía que considera el desempeño de su trabajo como algo casi sagrado, místico, y que ofrece a la sociedad un beneficio de libertad, democracia, independencia, pluralismo… vamos, que poco menos que la vacuna contra el cáncer. Y todo esto olvidando que trabajan en un medio de comunicación, que es una empresa privada y que de lo que entiende es de una cuenta de resultados. Hasta hace unos años estos periodistas “estrellas” se gestionaban con cierta facilidad. ¿Que quieres una unidad móvil de 8 cámaras y un set de televisión para cubrir el pre-partido de final de Copa del Rey? Venga. ¿Que quieres desplazar a un equipo de 7 periodistas y 5 técnicos a una semifinal? Venga.
Pero las cosas han cambiando, y la crisis es la que es para todos y especialmente para los medios de comunicación. Y si en el cóctel metes a un fondo de capital riesgo, como el que tiene sentado la Cadena Ser en su Consejo de Administración, pues entonces debes tener claras las normas que rigen la empresa para la que trabajas. Porque sí, aunque muy bien pagado y aun siendo una estrella mediática eres eso: un empleado.
Porque, ¿qué esperaríamos si nuestro compañero de mesa en el trabajo se niega a hacer lo que le dice el jefe? ¿Acaso los compañeros le harían una página en Facebook mostrándole su apoyo? ¿Y si le llama “hijo de puta” al jefe qué esperaríamos, que lo ascendieran?
A veces los periodistas “estrella” pierden la perspectiva y se olvidan de que son lo que son porque alguien les dio los medios y les puso un equipo. Carrusel Deportivo no es Protagonistas, como Paco González no es Luis del Olmo. Este último sí tenía un producto propio, una marca propia diferenciada del sello de la antena que lo emitía. Paco no. Y hoy ha sido la jornada decisiva de La Liga y Carrusel ha salido al aire sin su director, pero con el resto de las estrellas al micrófono.
Cuando Iñaki Gabilondo le cedió el testigo a Carles Francino pensé que jamás volvería escuchar “Hoy por Hoy” igual que cuando murió Carlos Llamas pensé que no habría sustituto para él en “Hora 25“. La verdad es que hoy sigo escuchando ambos programas, con dos grandes directores, igual que ocurrirá con Carrusel Deportivo si Paco finalmente no vuelve.