Periodistas, ¿por qué todos ellos están girando hacia la derecha?

Publicado el 27 abril 2011 por Romanas

Antes de nada, decir que a mí los periodistas españoles, por muy ilustres que sean, me desconciertan.
Lo ha hecho ya, y hasta el último extremo, Carlos Carnicero y ahora lo empieza a hacer Miguel Ángel Aguilar.Por supuesto que Aguilar tiene en su personalidad elementos nada claros como su filiación madridista, que él esconde todo lo que puede, como ese afán suyo de acudir a los toros con el mejor de los habanos que  encuentra, porque todos debemos admitir, incluso yo, que no soy precisamente madridista ni fumo puros, que la carne es débil, muy débil, demasiado débil.Aguilar, como Carnicero, y en la misma tertulia, Hora 25 de la Ser, fueron de los primeros en arrearle a Zp donde más le dolía, pero qué le vamos a hacer si ellos van de periodistas insobornables donde los haya, el problema radica en que la vida no es muy distinta a un partido de rugby, en donde a veces hay que empujar en una dirección que, al principio, no parece la correcta pero que, al final, resulta que sí que lo es porque acaba triunfando el equipo de los menos malos, ya que no puede hacerlo el  de la gente decente.Ya oigo a mis mejores amigos, que son de extrema izquierda o de ultraizquierda, exactamente como yo, gritar estentóreamente, “coño, eutiquio, no, no defiendas a Zp que la jodes”, e incluso alguno de ellos puede volver a gritarme aquello de “coño, tú mismo, te has cargado tu blog”, y, a lo peor, tienen razón, pero resulta que, en mi vida, ya es demasiado tarde para todo, incluso para hacerme traición a mí mismo a fin de quedar bien con los pocos amigos que tengo.Voy a ver si, con un ejemplo, consigo explicar aquello en lo que he fracasado ya tantas veces. No tengo ninguna simpatía por el Psoe, creo que he sido el más duro de todos los comentaristas que yo he leído con Felipe González, por ejemplo, pero es que ahora da la puñetera casualidad que estoy en una barca de salvamento, en medio del proceloso océano, después del naufragio del buque en el que iba, y que hay un grupo de gente que egoistamente, por salvarse ellos en primer lugar, propugnan que hagamos lo imprescindible para salvarnos todos y otro, ciego, prepotente y canalla, que, como sólo quieren salvarse ellos, proponen que hagamos algo que sólo a ellos los va a salvar, y entonces, desde fuera de la barca, parece, eh, parece, que una serie de honestos individuos propugnan que, como los unos y los otros son en el fondo iguales, no hagamos nada y dejemos que los derrotistas, falsos derrotistas, impongan su teoría de que, como todo va mal, lo único que podemos hacer es suicidarnos, pero eso, sí, dejándoles a ellos todos los salvavidas, y yo sostengo que lo que hay que hacer es precisamente todo lo contrario, coger a estos perfectos sinvergüenzas y arrojarlos de cabeza al mar, ayudándole a hacerlo a aquellos otros que, siendo como aquéllos tan distintos de nosotros y tan parecidos a ellos,  representan la única posibilidad, en este preciso momento, de evitar que la barquita de socorro acabe de hundirse dejando intactos a los del PP que, como siempre, tienen en su poder todos los salvavidas.Pero yo quería escribir, hoy, un poco de M. A. Aguilar que ha dicho ni más ni menos que esto: “Aceptemos que tanto el PSOE de antaño como el PP de hogaño responden al mismo impulso: hacer cuanto haga falta para alcanzar el poder. Si José Luis Rodríguez Zapatero se atenía cuando huyó Ternera en 2002 al pacto antiterrorista, que él mismo había propuesto suscribir al PP; si evitaba discrepar del Gobierno popular en materia tan explosiva, y si manifestaba deseos tan concordes, era convencido de que esos comportamientos le hacían a él y a su partido más aptos y más próximos al poder. De igual manera, si a propósito de Troitiño, las gentes de Mariano Rajoy tiran los pies por alto, lanzan las peores descalificaciones y difunden las más graves sospechas sobre el Gobierno de Zapatero deberemos deducir el cálculo de los beneficios electorales que seguirían de ese proceder. Se trataría de legitimar también la utilización de la lucha antiterrorista si ayuda para el objetivo principal de acceder al poder. Porque se diría que la fidelidad al consenso pactado es una ofrenda obligada que han de prestar los socialistas, siempre dudosos; mientras que los populares, por su condición de indudables, se sienten respaldados para agitar el conflicto sin fin. Otra cosa es que un observador perspicaz como Óscar Alzaga (Del consenso constituyente al conflicto permanente, Editorial Trotta. Madrid, 2011) haya avanzado negros pronósticos si siguiera cundiendo la convicción de que las inversiones en crispación aportan grandes rentabilidades”. MIGUEL ÁNGEL AGUILAR,Buscando la victoria, El País, 26/04/2011.Ya sé que se me puede objetar que yo no he entendido bien a Aguilar, pero no es cierto. Yo creo que, desde hace ya algún tiempo, éste, como Carnicero, se han apuntado al gremio ése que algunos llaman de los equidistantes, que yo llamaría de los pichas frías por su tendencia a nadar entre las 2 aguas del PP y del PSOE.Para mí, afirmar, como hace Aguilar, que tanto uno como otro partido  hicieron y hacen exactamente igual respecto a la lucha antiterrorista, que el Cielo me perdone, pero se me antoja una auténtica canallada, dicho sea en términos descriptivos y de ningún modo descalificantes.Y termino con una pregunta: ¿qué es lo que está ocurriendo en este país para que todos, absolutamente todos, los que se llaman periodistas estén girando descaradamente hacia la derecha, tan cerca ven ya la victoria de ésta, que han comenzado a posicionarse?