Periplo estival 2018.- Del Mediterráneo al Estrecho de Malaca.-VIVENCIAS EN MALASIA Y SINGAPUR (14-2)

Por Salpebu
XV.- SINGAPUR, circuito y visitas en la ciudad (14-2)
CHINATOWN Como toda gran ciudad que se precie, Singapur también posee su barrio chino particular, siendo éste uno de los más importantes y visitados por los turistas y dividido en cinco distritos: Telok Ayer, Bukit Pasoh, Tanjog Pagar, Kreta Ayer y Ann Siang Hill. El barrio de Chinatown de Singapur tiene muchos puntos de interés y lo primero que llama la atención es la calle Pagoda street, llena de restaurantes, tiendas, turistas y souvenirs y con decoración típica china, es decir, llena de farolillos rojos. El barrio de Little India de Singapur, formado inicialmente por gente tamil originaria del sudoeste de India, se puede bautizar como “light little India” por la extrema limpieza, la ausencia de monos y mierda (sic) de vaca, y la baja densidad de población que lo hacen parecer un sucedáneo. Sus calles huelen menos y sus habitantes son mucho más discretos a la hora de quedarse mirando al personal,
pero para ser honestos sus gopurams, sus puestos de música de Bollywood y las tiendas llenas de telas de colores y especias, consiguen transportar al subcontinente. Pese a ser el barrio indio, hoy en día está formado por una curiosa amalgama cultural y aparte de templos hindús hay templos budistas y mezquitas. El barrio Kampong Glam de Singapur se encuentra al norte del río y antes de la colonización británica, en 1819, la zona fue el hogar de la aristocracia malaya de la ciudad. Pese que con el
paso de los años muchos musulmanes se fueron a otros barrios, hoy en día se conoce a este barrio como “musulmán” debido a su historia y a que en él se encuentra la Mezquita del Sultán. Es un barrio bastante más pequeño que los anteriores pero vale la pena dar un paseo por sus calles Arab Street, la peatonal Bussorah Street o Haji Lane, la más estrecha de Singapur. MERLION La estatua de este extraño animal medio pez medio león que se encuentra a los pies del emblemático hotel Marina Sands y es el símbolo de la ciudad de Singapur. Es tanta la fama de Merlionque los turistas se acumulan y se dan codazos por sacarse una foto con esta escultura que lanza agua de la bahía.GARDENS BY THE BAY Está situado en la bahía y está formado por varios jardines. El más conocido es el Supertree Grove,  con árboles artificiales a los que se puede trepar y que se iluminan de noche formando un espectáculo musical y visual, pero esconde otros tesoros menos populares y muchísimo más atractivos: una cúpula con una colección de flores de todo el mundo, un bosque, cascadas,  lagos y diversos jardines con plantas tropicales o del desierto.Marina Bay Sands es un edificio formado por tres enormes rascacielos con una piscina infinita en su parte más alta que une las tres torres. En su interior
hay un hotel, un centro comercial, un casino, teatros e incluso museos. Lo mejor es subir a la última planta al atardecer, donde se encuentra el Sands Skypark, nada más y nada menos que a 56 pisos de altura. Desde allí se tiene una panorámica de la ciudad que deja sin alientoDISTRITO FINANCIEROPaseando por las grandes avenidas del distrito financiero uno se siente insignificante y no porque sea donde se “maneja el cotarro” sino porque lo que más abunda en este barrio son los enormes rascacielos de oficinas que se levantan hacia el cielo.
Pese a no ser un punto turístico de la ciudad merece la pena dar un paseo por esta jungla de asfalto, sobre todo si la visita a Singapur forma parte de un viaje más largo por el sudeste asiático, pues es un escenario completamente diferente.(De Internet, De “Con 10 años mochila” y guía para el viajero independiente” y otras fuentes)
Después del primer vistazo a la ciudad de Singapur, el segundo día de nuestra estancia programamos hacer un tour por toda la ciudad, viajando primeramente en el autobús turístico Hop-on Hop-off, que ofrecía tres distintas (aunque a veces coincidentes en ciertas zonas) rutas. Tomamos enfrente de nuestro hotel, un la calle Bencoolen, el autobús de la ruta roja, y desde su piso superior en parte descubierto vislumbramos la zona de la Esplanade, para bordear City Hall y llegar a la Raffles Place (así denominada en honor al fundador de la ciudad, el británico Raffles), siguiendo por
medio de colosales edificios, a cual más original y moderno, hasta la Neil Rd, donde se halla ChinatownDescendimos del bus para visitar el espectacular templo Buddha Tooth Relic, de bellas formas exteriores (cual una pagoda) y muy concurrido en su interior, en el que se hallaba muchísimas imágenes grandes y pequeñas y donde los fieles efectuaban ofrendas sin cesar. Muy interesante contemplar las indumentarias, costumbres y ceremonias de las gentes.De allí pasamos a visitar el templo hindú Sri Mariamman, bien distinto, y a pasear por las distintas calles del barrio, con muchísimos restaurantes y tiendas, que visitamos más que menos, sorprendiéndonos de las baraturas y las ofertas de 3x1, 5x1 y 10x1, y seguimos a la Smith Street, denominada para turistas como Food Street, ya que en ella se encuentra una enorme variedad de
restaurantes de todo tipo, ofreciendo pescados, mariscos, carnes, sopas y una amplia gama de comidas a precios asequibles. Solamente recorrer la calle es ya gozar de todo un espectáculo. Seguimos pendoneando por unas y otras calles contemplando las tiendas y llegamos inclusive a tomar un helado de patata, que por cierto estaba delicioso, para retornar al autobús turístico en la New Bridge Rd (concurridísima y con muchas líneas de autobuses y estaciones de metro), y allí alcanzamos de nuevo la línea roja del bus turístico, para dirigirnos a la zona Raffles, y allí mudara la línea azul, que nos llevó hacia Rochor Rd y Little India,
donde nos apeamos para recorrerla y tomamos un te, para visitar las tiendas, en las que se ofrecía a precios asequibles vistosas y bien confeccionadas indumentarias y complementos. Volvimos a nuestro hotel paseando por Sungei Rd y comprobando la limpieza y orden de todas las calles y barrios, hasta que en las proximidades del hotel recalamos en un restaurante chino que nos ofreció un sabroso Red Snaper al vapor. El día se había consumido casi sin darnos cuenta,
aunque por el calor y los esfuerzos optamos por recogernos en el hotel para acometer el último día. Estábamos impresionados gratamente por la modernidad de la ciudad y la forma de hacer compatibles el progreso y la tradición, mediante la convivencia de gentes de diferentes etnias. Todo un ejemplo.SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA