PERIPLO POR EUROPA 2016.- II.- En el corazón de la Silvretta del Tirol austríaco. Pians, Landeck y el domingo de especial celebración personal en Austria

Por Salpebu
Después de haber disfrutado la noche precedente (la de la llegada a estas tierras tan encantadoras) de una buena cena en el restaurante Brugger de Landeck, con unos deliciosos schnitzel y buena cerveza, el despertar al siguiente día escuchando el fluir de las aguas juguetonas del río Sanna (a escasos quince metros del jardín que rodea nuestro apartamento) y otear desde la terraza los altos picos circundantes, constituyó un placer extraordinario.Después de un desayuno adaptado a los alimentos que nos habían sobrado del viaje en el día anterior, nos planteamos la agenda del día, que por ser domingo limitaba todo lo referido al abastecimiento de provisiones.Nuestro yerno, Pau, inveterado practicante de las carreras de resistencia en montaña y del hiking, no tardó en salir a inspeccionar los alrededores, mientras Tamara, mi esposa, y yo mismo, marchamos a la cercana Landeck, que semejaba ser la capitalidad de la comarca, para ver si había alguna tienda " a la española" en la que fuera posible abastecerse.Los escasos siete kilómetros hasta Landeck nos ofrecieron varias panaderías artesanas (cerradas, claro), tres o cuatro hipermercados --también sin servicio-- y finalmente aparcamos el vehículo en la ciudad, para dar un paseo a orillas del río Inn, que
pasa por ella, y al que se une el río Sanna --el de Pians-- y comprobar que en su calle principal, la de apariencia más comercial, solamente permanecían abiertas varias cafeterías y hasta las pastelerías anunciaban su comienzo de actividades a partir de las 13 horas.Degustamos una buena cerveza de barril (la deliciosa bier von fass germana) y retomamos el coche, en busca de una estación de servicio en la que reponer carburante. Fuimos afortunados al hallar una de ellas en las afueras de Landeck, cerca de la estación de ferrocarril, y comprobamos que la gasolina en Austria tiene precios hasta un poco más baratos que en España --1'13 € litro-- frente a los 1'49 € de Suiza.No solamente repostamos carburante, sino que tuvimos la suerte de hallar abierta la tienda anexa a la gasolinera, en la que pudimos comprar cervezas, pan y algún que otro alimento, lo que nos
garantizaba el condumio en nuestro apartamento/casa por el día, hasta que el siguiente lunes os permitiera acometer el aprovisionamiento adecuado.Una de las labores esenciales de nuestro grupo viajero consistió en obtener información de la nutrida propaganda de la zona Silvretta, con múltiples folletos, mapas, informaciones turísticas y demás, de gran utilidad para el viajero.Definimos de esta forma nuestro proyecto para el siguiente día, no sin antes pasear por Pians, una villa a horcajadas sobre el río Sanna, y asombrarnos de los preciosos paisajes de bosque y montaña.Y al atardecer nos dirigimos a Landeck, en uno de cuyos restaurante tiroleses celebramos un evento tan señalado como nuestro aniversario de boda. La cena fue exquisita y típica, con pfifferlinge (unas diminutas y deliciosas setitas, denominadas en español cantarelas o rebozuelos); schnitzel de cerdo con salsa, knödel (bolas de carne y patatas) y algunas otras delicatessen, todo ello  regado con la cerveza de barril de inigualable sabor.Y regresamos a continuar la velada en nuestra casa, bebiendo un vodka, y preparando el proyecto de "ataque" a las montañas tirolesas. La práctica inactividad del día resultó oportuna, porque permitía reparar fuerzas para acometer nuevos esfuerzos. Ya empezábamos a notar en nuestros pulmones el puro aire tirolés y nuestro olfato acogía mil deliciosos aromas de la montaña.SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA