Me gustaría hablaros hoy sobre la ciencia. Pero no sobre la ciencia en sentido general, quiero centrarme en esas perlitas, en esas frases o palabras que han pasado a la historia.
El primer científico que me viene a la mente es Arquímedes, quien tenía que descubrir la manera de calcular la densidad de una corona, para saber si era de oro, o si al rey le habían dado el palo adulterándola con otro metal. Pues el hombre no daba encontrado la solución, hasta que un día al meterse en su bañera el agua rebosó. Se le iluminó la bombillita y nos dejó esa palabra que aún pervive hoy “Eureka”. Yo me lo imagino levantándose de su bañera, desnudo y a medio enjabonar y saliendo así a las calles para correr por la ciudad gritando: ¡Eureka! ¡Eureka!
Otra frase que me ha hecho mucha gracia fue la que pronunció el obispo Wilberforce, al que apodaban soapy Sam, por lo resbaladiza que era su dialéctica. Estaba en un debate contra Huxley, al que llamaban el bulldog de Darwin por la férrea defensa que hacia este desplegaba. Después de una seria disertación, el obispo, rodeado de toda su pompa le preguntó a Huxley, imagino que intentando contener la risa, si era a través de su abuelo o de su abuela de quien afirmaba descender del mono.
“Una droga, es una sustancia que si se inyecta en un conejo, produce un artículo” Esta, es la célebre cita del investigador Otto Loewi, que a pesar de haber tenido que huir de la alemania nazi por ser judío, parece que no perdió el sentido del humor. Creo que no es un hombre muy venerado por el colectivo de los roedores. Humor negro.
Otros dos científicos que me han hecho mucha gracia son Watson y Crick. Estos dos hombres descubrieron la estructura del ADN. Se dice que todo el mérito no fue suyo, ya que “robaron” a Rosalind Franklin una foto de difracción de rayos X que ella había hecho con ADN y que se dice pudo ponerles en el buen camino. El caso es que estos dos hombres estaban construyendo una réplica a escala de la molécula en su laboratorio y un buen día, resolvieron el rompecabezas. Se emocionaron, salieron al pub que solían frecuentar y gritaron: “¡Cerveza para todos, hemos descubierto el secreto de la vida!”. Me los imagino toda la noche subidos a las mesas con una jarra de cerveza en la mano cantando el Drunken sailor. Menos mal que habían construido su modelo de alambres, que si no seguro que al día siguiente ni se acordaban.
Ojalá recordara más de estas frases célebres. Para que luego digan que la ciencia no es divertida.
Orson López