Permitdme que me presente... ~ Ediciones Versátil

Publicado el 16 marzo 2017 por Susanaescmag

Hola,
Buenos días o buenas tardes o buenas noches (polisíndeton dependiendo de cuando leas esto). Me llamo Tisbea Hernández Salmerón y tengo casi 23 años (8.390 días). Según el doctor Ávila, una parte de mi cerebro (el cuerpo calloso) tiene una forma peculiar que no me permite pensar como el resto de la gente, y por eso se me dan muy bien las matemáticas. Pero es que, contrariamente a lo que el doctor Ávila piensa, me fascinan también las letras, la literatura y las figuras retóricas, y eso se lo debo a mi padre, que es profesor de Literatura, y precisamente por su amor a la literatura me puso a mí de nombre Tisbea, el nombre de la mujer que sufre los engaños de don Juan Tenorio en El burlador de Sevilla.

La historia que puedes tener entre las manos es mi historia, la de la Tisbea que soy yo. Todo empieza cuando mi amigo David no encontraba motivos para vivir, y eso es algo que yo no entendía, porque lo primero que conlleva eso es que para vivir se necesita un motivo, y eso es algo que a mí me cuesta un poco entender. Si la vida duele, como duele un zapato apretado en mitad de una caminata en la que no puedes detenerte, pues imagino que caminar es vivir, y quitarte el zapato y dejar de caminar sería morir. Supongo que si el dolor de pie es más grande que el de no llegar a donde quieres ir, lo mejor sería quitarse el zapato y quedarse quieto para siempre, o hasta que te traigan otros zapatos.
Lo que te quiero contar es cómo veía yo antes las cosas y cómo empecé a verlas después del tratamiento neurológico que me hicieron, y cómo eso me quitó las ganas de vivir y cómo después encontré las ganas de vivir otra vez.
A mi padre le joroba mucho cuando mi madre le cuenta el final de las películas o de los libros, dice que eso es una falta de respeto y mi madre se ríe mucho, pero mi padre es que se enfada muchísimo, así que no puedo contarte el final de mi historia todavía, lo cual me hace tanta gracia que me cuesta seguir escribiendo.
Y no sé cómo terminar, así que simplemente, firmo la nota.