Si el error no existiera, no haría falta la corrección ni el consejo. Nadie nace sabio y todos vivimos en un constante proceso de aprendizaje. Sólo un necio diría que ya no tiene más nada que aprender. Aunque la sabiduría popular nos dice que “Nadie experimenta por cabeza ajena,” la experiencia de otros, transmitida mediante un consejo o una palabra de reprensión nos es muy valiosa para evitar caer en los mismos errores que otros han caído.
Es nuestro orgullo el que impide que las correcciones y los consejos que nos son dados puedan ser aprovechados al máximo y se puedan convertir en enseñanzas útiles que aumenten nuestro conocimiento y nuestra sabiduría. De hecho, el orgullo nos lleva a caer en necedad, pues sólo a un necio se le ocurre ignorar una sabia enseñanza. La palabra de DIOS nos dice: “El orgullo sólo genera contiendas, pero la sabiduría está con quienes oyen consejos” y también nos recuerda que: “El que ama la disciplina ama el conocimiento, pero el que la aborrece es un necio.”
La Biblia, siendo la Palabra de DIOS, tiene una particularidad a diferencia de cualquier otro libro biográfico de cualquier personaje, y es que nos habla de las virtudes de ellos pero al mismo tiempo no oculta los errores, pecados y transgresiones de las personas, sin importar cuán relevantes o destacados sean, él nos muestra en todo su esplendor la humanidad de los personajes, es así como vemos a un Moisés airado hasta más no poder, a un David libidinoso, a un Sansón desobediente, a un Saulo criminal convertido en un Pablo regañón y exhortador.
La palabra “corrección” no es muy atractiva, y muchos le huimos, pero si en realidad entendiéramos lo que esto es, nos daríamos cuenta que la corrección lo único que hace es hacernos mejores personas. Nadie nace sabio, todo en la vida se aprende y una persona para que sea considerada “sabia” ha tenido que ser corregida muchas veces, se debe haber equivocado mucho también y todo ello lo llevó a tener la sabiduría que ahora de él o de ella emana. Lastimosamente muchos de nosotros no tenemos la capacidad, o mejor dicho la humildad necesaria para entender que la corrección me hace mejor persona.
Cuando seamos corregidos o aconsejados no actuemos con orgullo, pensando que todo lo sabemos y que más nada nos hace falta. Escuchemos con atención lo que se nos está diciendo y analicemos la enseñanza para determinar dónde fue que nos equivocamos y cómo podemos utilizar la instrucción para mejorar nuestro comportamiento y desempeño.
Hacer lo contrario sólo logrará que nos hundamos más en nuestros propios errores e impedirá que podamos avanzar hacia la madurez espiritual; ciertamente seguiremos atrapados en nuestra necedad. Agustín de Hipona dijo: “Errar es de humanos, perseverar en el error es algo diabólico.”
Aprovechemos la corrección y el consejo para que en vez de hacer lo que a nuestro enemigo le agrada, podamos hacer lo que verdaderamente le agrada a DIOS. ¡Sólo a DIOS sea la gloria!
ORACIÓN: Padre Nuestro Celestial, gracias te damos porque a través de Tu Palabra nosotros aprendemos cómo desenvolvernos en la vida y Tus consejos son para nosotros consejos de oro, para que los cumplamos y todo lo que hagamos sea para agradarte, Señor. Ayúdame para poder cumplir tus mandamientos y consejos. Te lo pido en el nombre de Cristo, amén.
LECTURA BIBLICA: Hebreos 12:5-11
5…Y, han olvidado ya lo que Dios les aconseja como a hijos suyos. Dice en la Escritura: «No desprecies, hijo mío, la corrección del Señor, ni te desanimes cuando te reprenda. 6 Porque el Señor corrige a quien él ama, y castiga a aquel a quien recibe como hijo.»
7 Ustedes están sufriendo para su corrección: Dios los trata como a hijos. ¿Acaso hay algún hijo a quien su padre no corrija? 8 Pero si Dios no los corrige a ustedes como corrige a todos sus hijos, entonces ustedes no son hijos legítimos. 9 Además, cuando éramos niños, nuestros padres aquí en la tierra nos corregían, y los respetábamos. ¿Por qué no hemos de someternos, con mayor razón, a nuestro Padre celestial, para obtener la vida? 10 Nuestros padres aquí en la tierra nos corregían durante esta corta vida, según lo que les parecía más conveniente; pero Dios nos corrige para nuestro verdadero provecho, para hacernos santos como él.11 Ciertamente, ningún castigo es agradable en el momento de recibirlo, sino que duele; pero si uno aprende la lección, el resultado es una vida de paz y rectitud.
(EL VERSICULO DEL DIA)