¡Pero me quiero ir!.

Por Sebastianguajardo
Todavía hay dos momentos súper incómodos que no sé cómo abordar cuando estoy en el trabajo. El primero es cuando llegas tarde a la oficina o eres el último en hacerlo ¡Es imposible deshacerse en excusas! Que la micro venía llena, que no te paró, que el despertador no sonó… Nunca faltan. Pero bueno, así como hay gente fanática que llega 30 minutos antes y tiene tiempo para desayunar tranquilo, leer los diarios y conversar con los que van llegando, habemos otros que nos sentimos en la obligación de cumplir el papel del atrasado… y lo llevamos con el pecho en alto y la frente limpia. Ahí yo pienso “Bueno, hago la pega igual en tiempo récord ¿Por qué tendría que complicarme el asunto?”. Pero el problema de hacer la pega en tiempo récord es detonante de un momento mucho más incómodo aun.  ¿A quién no le ha pasado que tiene todo listo, hasta el adelanto del otro día, y sigue siendo temprano para irse a la casa?. Ahí yo estoy ya echado en la silla, con el respaldo lo más reclinado posible y tocando el mouse con la yema de los dedos para que se mueva lento y cauteloso por la pantalla mientras hago la hora. 
Y como en estas situaciones hay mucho tiempo para pensar, tiro a una balanza la decisión: “Si me voy antes voy a parecer muy patudo, si ya llegó tarde”, “Bah, no es mi problema que los otros no hagan la pega tan eficazmente como yo. Que se queden trabajando, yo los ayudo a sentir”, “Uhm… podría hacer algo productivo con el tiempo que me queda pero ¡Estoy caga’o de sueño y me quiero ir!”.  El tema es que nunca llego a una conclusión, nunca hago lo que pienso hacer y siempre termino revisando el Facebook y actualizándolo cada un minutopor si las notificaciones no están apareciendo solitas”… Pero no tengo mucha suerte, a esa hora ya todos mis contactos están viajando a sus casas y, aunque parezca increíble, ninguno de esos pergüétanos que van cabizbajos en el Metro y en la micro como mirando porno en el celular es contacto mio y no se da el tiempo de visitar mi lindo perfil decorado con una masterpiece en la portada. 
Y como todo cuento tiene un final feliz, o se supone, ya dieron las 19 horas y mi turno ha terminado.