Revista Cultura y Ocio

¡Pero yo soy un oso!: ¡Un clásico para lectores de 8 a 100 años!

Publicado el 01 mayo 2019 por Ana Granger @AnaGranger21

¡Pero yo soy un oso!
"El oso contestó:
- Yo no trabajo aquí. Soy un oso.
El capataz casi se muere de risa:
- ¡Bonita excusa para no trabajar! Decir que eres un oso.
- Pero es que soy un oso -dijo el oso."
Fragmento de ¡Pero yo soy un oso! de Frank Tashlin
Ediciones Invisibles dentro de su sello editorial El Jardín Invisible ha creado una entrañable colección de novelas infantil y juveniles que merecen muchísimo la pena. Anteriormente compartí con vosotros mi entusiasmo por los títulos 248 funerales y un perro extraordinario Un tesoro en la nieve, hoy quiero presentaros: ¡Pero yo soy un oso! del norteamericano Frank Tashlin.
¡Pero yo soy un oso!: ¡Un clásico para lectores de 8 a 100 años!
Tashlin trabajaba para Hollywood haciendo cortos de animación, tras retirarse publicó en los años cuarenta  este cuento, donde subyace una divertida crítica social, puede que incluso ecológica y animalista, que reivindica la individualidad de cada ser vivo de ser tratada con dignidad y como lo que es, no como la masa y mera mano de obra. ¡Pero yo soy un oso!: ¡Un clásico para lectores de 8 a 100 años!¡Pero yo soy un oso! nos cuenta precisamente la historia de un oso que al llegar al invierno se mete en una cueva y se pone a hibernar. Al llegar la primavera y despertarse, con gran horror y desconcierto, descubre que el hermoso bosque ha sido convertido por los humanos en una fábrica. Lejos de asustarse, el capataz de la factoría quiere ponerlo a trabajar y no se cree que sea un oso, según él y todos con quienes se cruce «Tú no eres un oso. No eres más que un patán que necesita un buen afeitado y lleva puesto un abrigo de pieles». ¿Podrá nuestro peludo protaginista escapar de la fábrica y volver al bosque?

Es un cuento muy sencillo y divertido, que alberga en su curiosa historia muchas conclusiones a sacar, creo que incluso más de las que su autor pudo prever en un principio: defensa de los derechos de los animales, de los trabajadores, protección de la naturaleza y el medioambiente....

¡Pero yo soy un oso!: ¡Un clásico para lectores de 8 a 100 años!Las ilustraciones son preciosas y muy expresivas, casi parecen los fotogramas de uno de los corto que hizo el autor para el mundo del cine (creo que incluso acabó siendo un corto). Además, estas son las ilustraciones originales y míticas de este cuento que es todo un clásico muy desconocido en España.

¡Pero yo soy un oso!: ¡Un clásico para lectores de 8 a 100 años!

Fotografía de Ediciones Invisibles (próximamente reseña del título de la izquierda)

Es muy gracioso al leerlo, ver como la larga lista de jefes que oso conocerá, cuanto más importante es el jefe en la empresa vemos que tiene menos pelo, más bolsas bajo los ojos y el doble de papada que el anterior. Texto e ilustraciones se dan la mano reflejando con mucha sátira y acierto el mundo de los empresarios y su búsqueda del máximo beneficio que hasta llegar al punto de emplear a un ¡oso!
¡Pero yo soy un oso!: ¡Un clásico para lectores de 8 a 100 años!¡Pero yo soy un oso! de Frank Tashlin es un clásico de la literatura infantil, muy ameno, rápido de leer, divertido y del que se pueden sacar múltiples moralejas. ¡Mil gracias a Ediciones Invisibles por el ejemplar! ¡Feliz 1 de Mayo!
¡Pero yo soy un oso!: ¡Un clásico para lectores de 8 a 100 años!¡Pero yo soy un oso!: ¡Un clásico para lectores de 8 a 100 años!Título: ¡Pero yo soy un oso! 
Autor: Frank Tashlin 
Género: Literatura infantil 
Editorial: Ediciones Invisibles 
Traducido por: Encarna Quijada 
Formato: Papel 
ISBN: 978-84-941789-5-5 
Páginas: 64 
Precio: 13,50 € (Papel) 
Argumento: Una fábula muy divertida sobre el derecho a ser como somos (y no como los otros quisieran que fuéramos).
«Hace mucho tiempo; en realidad, fue un martes», un oso fue a su cueva para pasar el invierno durmiendo, como hacen los osos. Cuando se despertó, a principios de primavera, se encontró que los árboles habían desaparecido, la hierba había desaparecido, las flores habían desaparecido... y en su lugar había edificios, coches y vallas. Y su cueva estaba justo en medio de una fábrica.
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