¡Pero yo soy un oso!
"El oso contestó:
- Yo no trabajo aquí. Soy un oso.
El capataz casi se muere de risa:
- ¡Bonita excusa para no trabajar! Decir que eres un oso.
- Pero es que soy un oso -dijo el oso."
Ediciones Invisibles dentro de su sello editorial El Jardín Invisible ha creado una entrañable colección de novelas infantil y juveniles que merecen muchísimo la pena. Anteriormente compartí con vosotros mi entusiasmo por los títulos 248 funerales y un perro extraordinario y Un tesoro en la nieve, hoy quiero presentaros: ¡Pero yo soy un oso! del norteamericano Frank Tashlin.Fragmento de ¡Pero yo soy un oso! de Frank Tashlin
Tashlin trabajaba para Hollywood haciendo cortos de animación, tras retirarse publicó en los años cuarenta este cuento, donde subyace una divertida crítica social, puede que incluso ecológica y animalista, que reivindica la individualidad de cada ser vivo de ser tratada con dignidad y como lo que es, no como la masa y mera mano de obra.
Es un cuento muy sencillo y divertido, que alberga en su curiosa historia muchas conclusiones a sacar, creo que incluso más de las que su autor pudo prever en un principio: defensa de los derechos de los animales, de los trabajadores, protección de la naturaleza y el medioambiente....
Fotografía de Ediciones Invisibles (próximamente reseña del título de la izquierda)
Es muy gracioso al leerlo, ver como la larga lista de jefes que oso conocerá, cuanto más importante es el jefe en la empresa vemos que tiene menos pelo, más bolsas bajo los ojos y el doble de papada que el anterior. Texto e ilustraciones se dan la mano reflejando con mucha sátira y acierto el mundo de los empresarios y su búsqueda del máximo beneficio que hasta llegar al punto de emplear a un ¡oso!Autor: Frank Tashlin
Género: Literatura infantil
Editorial: Ediciones Invisibles
Traducido por: Encarna Quijada
Formato: Papel
ISBN: 978-84-941789-5-5
Páginas: 64
Precio: 13,50 € (Papel)
Argumento: Una fábula muy divertida sobre el derecho a ser como somos (y no como los otros quisieran que fuéramos).
«Hace mucho tiempo; en realidad, fue un martes», un oso fue a su cueva para pasar el invierno durmiendo, como hacen los osos. Cuando se despertó, a principios de primavera, se encontró que los árboles habían desaparecido, la hierba había desaparecido, las flores habían desaparecido... y en su lugar había edificios, coches y vallas. Y su cueva estaba justo en medio de una fábrica.
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