Nuestro principal protagonista, Troy Cameron, decide ponerse en contacto con sus antiguos amigos -Diesel y Mad Dog) para dar un gran "golpe". El trío de delincuentes está muy bien caracterizado. Troy destaca por su inteligencia y su don de gentes, sus dos colegas le seguirían a ciegas donde sea. Mad Dog es un loco. Completamente. Tanto que hasta sus amigos desconfían de él, incluso le temen. Es una persona muy impredecible y altamente peligrosa, no le temblaría la mano si deseara matar a alguien, será uno de los causantes de los mayores problemas en los que se encontraran. Por último tenemos a Diesel, un delincuente venido a menos, responsable ya de una familia.
Aunque la historia narrada transcurre en un corto periodo de tiempo, el autor te da lo suficiente como para que no te sepa a poco. No se corta a la hora de contarnos hasta lo más cruel con pelos y señales.
Sin embargo, tiene algún "pero": en ocasiones, la narración puede resulta algo monótona, sin fuerza, hasta que llega lo bueno. No es una historia que te mantenga pegado/a al libro, se lee, más bien, con calma, quitando las situaciones de tensión claro. El ritmo se pierde, en ocasiones, en algunos diálogos, que si bien le sirven al autor para criticar ciertas cosas, hace que la historia pegue un parón, pero no se pierde el hilo en ningún momento.
Tras todo esto se denota la crítica tan directa que hace el autor hacia las instituciones penitenciarias de EE.UU., en esa época, por lo menos. Las califica de inservibles ya que lo único que consiguen es que un delincuente salga peor de lo que entró. También critica duramente a las leyes judiciales de aquel entonces.
En definitiva, creo que el autor ha conseguido lo que buscaba: mostrar una realidad a través de una historia ficticia. Una historia dura, sobre unos delincuentes que no tienen intención de dejar de serlo y que ven en la delincuencia un estilo de vida, una forma de buscarse la vida que les llevará al límite.