El Mundo al revés.
Luis García Miró Elguera. (Diario Expreso).
PERSEVERE, PRESIDENTE HUMALA.
La izquierda local e internacional le ha declarado la guerra al presidente Ollanta Humala y por extensión al Perú. Por ahora la fase bélica estriba en la extorsión: si persiste en no seguir el plan chavista-velasquista-cubano, ya sabe lo que le espera en los tres años de gestión que le quedan. Por lo pronto, más asonadas locales y regionales y muy, pero muy mala prensa en el exterior. La etapa próxima será subirle el tono a la violencia en los motines para crear una mayor sensación –pura sensación– de descontento y caos. El siguiente paso será exacerbarle el ánimo a la poblada, lanzándola armada a la calle a enfrentarse a la autoridad hasta producir las tradicionales muertes que procura la izquierda, para así poder culpar al régimen y finalmente exigir la remoción del presidente.
A la zurda le revienta que a un país le vaya socioeconómicamente bien. Le quita protagonismo. Porque necesita que existan pobres, cada vez más pobres, para medrar de su miseria haciéndose pasar por el Robin Hood del tercer milenio. Al socialismo sudaca no le conviene la estabilidad de la región, pues ello permite a los países política y económicamente sólidos captar inversiones que a su vez generan proyectos de desarrollo. Ese progreso que al final del día crea nuevos puestos de trabajo, incrementa el ingreso de divisas, aumenta la productividad, sube las ventas y consecuentemente consolida la clase media. Ello se traduce en más impuestos. Por tanto en mejores presupuestos que suben la capacidad de gasto del Estado destinada a mejorar la calidad de vida de la sociedad. O sea aquello que ocurre en el Perú –aparte de Colombia, México y Chile– desde hace ya dos décadas. Un prodigio que ha permitido reducir la pobreza en más de la mitad de aquel oprobioso índice de miseria que nos dejó el socialismo iniciado por el dictador Velasco y mantenido –gracias al temor, en un caso, y al protagonismo en el otro– por los regímenes de Belaunde Terry y Alan García I.
¿Cómo puede evitar este desenlace el mandatario Humala? Sencillamente profundizando el progreso del país. En otras palabras, alentando inversiones del capital local y extranjero dirigidas, sobre todo, a impulsar el emprendimiento de la pujante clase media peruana. La mesocracia es el dique insalvable que encuentra la izquierda para subsistir. Por eso viene siendo aniquilada en los países de la región que domina el neosocialismo: Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Ecuador, Argentina. Precisamente la antítesis de lo que ocurre acá a partir de los últimos veinte años. A ello se debe el encono de la siniestra con el Perú. Basta ver periódicos y noticieros extranjeros –la prensa de hoy es coto de la izquierda en todo el planeta– para graficar el escandaloso cargamontón mediático contra el gobierno humalista. La imagen que proyectan del Perú es la de una nación mísera al borde del colapso social, en vísperas de entrar a una nueva etapa de violencia sin fin, donde impera la intolerancia de un régimen que oprime la protesta popular alentada por una pobreza cada vez mayor. Una desfachatez perversa. Porque esa no es la realidad del Perú. Todo lo opuesto. Esta es una sociedad mesocrática en permanente crecimiento económico.
Presidente Humala, no se amedrente ante el amago de los izquierdistas. Son cobardes. Persevere en la política exitosa que sigue el Perú hace 20 años.
FUENTE: DIARIO EXPRESO. http://www.expreso.com.pe/el-mundo-al-reves/persevere-presidente-humala-0