Kråkflickan
Traductor: Joan Riambau Moller
En la aparentemente tranquila Suecia aparecen jóvenes torturados y emasculados. La policía Kihlberg y la psicóloga Zetterlund, especializada en abusos de menores, colaborarán para encontrar el culpable.
Otra novela "nórdica" (en este caso sueca) que no olvida las referencias de su propia cultura, desde el propio título (alusiones al cineasta Bergman y a sus obras psicológicas y existenciales, aunque esté a años luz en profundidad de "Persona", la película, que también trata de la identidad), y en el interior, con su clarísima inspiración en las obras de Stieg Larsson (incluso hay una mención literal del autor en la escena en la que las dos protagonistas comentan los libros de la biblioteca de una de ellas).
Aunque en las clasificaciones viene como novela negra, lo cierto es que se centra mucho más en la vida de las dos protagonistas principales (la policía y la psicóloga) que en los casos presentados. En consecuencia, a veces queda la impresión de que la policía realiza una no-investigación y la psicóloga una no-terapia (solo la vemos escuchando cintas grabadas de sesiones de pacientes).
Construida casi toda a base de flashbacks larguísimos y algunos bastante tediosos (los que muestran a la psicóloga con su ex) y capítulos irritantemente cortos a veces, un lenguaje muy simplón, frases cortas y regodeo en lo truculento, la novela no transmite (al menos a mí) ni un ápice de inquietud o desasosiego por los hechos revelados, casi todos vinculados al sexo violento (violaciones todo el rato, abusos a menores, pederastia, redes de compraventa de niños, más violaciones, torturas, castración, etc). Todo es demasiado frío y simple en su exposición. Y lo que es peor, repite tanto la descripción de vejaciones que llega un momento en que dices "ah, una más". Las aberraciones dejan de tener efecto por pura acumulación. Además, el hecho de que muchas de estas desgracias le ocurran a la misma persona (nunca mejor dicho) hace que se roce (o directamente se traspase más de una vez) el límite de lo creíble.
Como ya canta el título o subtítulo, la novela juega con las personalidades múltiples, lo cual le da a los autores una coartada o excusa para que su personaje pueda cometer las mayores burradas sin culpabilizarlo, incluso yo diría que disculpándolo o dándole la razón. En esto me ha recordado a Lisbeth Salander, creación del difunto Larsson, en la que me da la impresión que se inspiran los autores, salvando ciertas distancias (empatizabas mucho más con Salander, claro, y era mil veces mejor personaje). La policía es un personaje plano sin el menor interés y sin el menor talento para lo suyo, y no voy a decir por qué, ya que sería espoiler... Y la otra es una psicóloga malísima...
Los supuestos giros sorprendentes no lo son tanto, pues se ve venir todo. Lo que es sorprendente es la cascada de crímenes adjudicados a una misma mano y lo rocambolesco y casi grotesco del final. Y que la policía sea tan tonta. Y que interroguen a los testigos por teléfono cuando conviene...
Entre la situaciones más absurdas, el súbito enamoramiento de la policía y la psicóloga, que en un día son uña y carne.
No puede decirse que esta obra vaya a pasar a los anales de la literatura, pero supongo que a los fans de la novela sueca (aquí tienen un buen muestrario de nombres de calles y lugares, pero sin descripción alguna, como les gusta) estarán encantados con ella. Así como aquellos que sientan predilección por los hechos truculentos, tan exagerados que dejan de tener valor como crítica social o como mero texto literario. Encima es la primera parte de una trilogía.
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