“Persona, que tanta sensibilidad resulte en algo” – Crítica de Cine, por Fernanda Eulogio

Publicado el 08 junio 2014 por Javier Flores Letelier

Sobre algunas películas se escribe y se analiza hasta el cansancio. Como si necesitaran de un manual para entenderlas o comprender qué quiso mostrar el director. Mucho se ha escrito sobre “Persona” de Ingmar Bergman, desde la siutiquez de que se trata de una obra maestra, lo que en verdad no dice mucho, hasta profundos análisis sobre sicoanálisis quedando la impresión de que podría tratarse de un film complicado de ver, lo que cambia si se considera que más que entender lo que se ve en la pantalla hay que sentirlo. Bergman recurre al simbolismo para exponer lo difícil que resulta vivir, a través de la historia de dos mujeres, una actriz que sufre una crisis en pleno escenario después de la cual decide guardar silencio apartándose del mundo, y la enfermera que la cuidará.

En líneas sencillas en esta película hay un contraste de personalidades, por un lado está Elizabeth encarnada por Liv Ullmann, que representa a ese porcentaje de la población que parece ir arrastrando el cuerpo a duras penas por el mundo, los que buscan una razón para levantarse cada mañana y están más conectados con las emociones que con los objetos. Vamos descubriendo que para Elizabeth, el mundo y todo lo que implica: su trabajo, la maternidad e incluso la situación internacional -como la escena donde se hace referencia al conflicto de Vietnam- resultan ser demasiado para su extrema sensibilidad; mientras su enfermera Alma representa en un principio lo concreto y lo seguro, lo que tiene que ser. En la idea de Bergman, se va develando que lo seguro no existe y siempre esconde secretos -concepto que desata el conflicto en “Persona”- y frustración. El silencio de Elizabeth comienza a desbaratar las barreras de Alma (Bibi Andersson) quien empieza a cuestionar su trabajo, su dedicación al mismo y las bases de su relación. La seguridad de Alma se ve minada por la presencia de Elizabeth y su inquebrantable silencio. En la visión de Bergman es Elizabeth quien avasalla y literalmente succiona la personalidad de Alma.

Todos conocemos a alguien que podría ser catalogado de personalidad artística, un amigo un pariente, aquellos que parecen faltos de energía para las labores cotidianas, de humor cambiante y eterna necesidad de expresión y soledad a la vez, y que como Elizabeth resultan grandes oidores. Pero Bergman parece advertir que estos individuos pueden sumergirte en un mar de emociones, o sacar a la luz los rincones más profundos de nuestra persona. No es fácil vivir haciéndose preguntas fundamentales mientras el resto se preocupa de cómo pagar el arriendo.

“Persona” aborda desde cierta perspectiva la pérdida de la identidad pero también la lucha entre lo que queremos dejar aflorar, lo que mostramos al resto; entre el deber ser y el ser real. En todo momento está presente la posibilidad de entender la historia como la relación entre dos mujeres o como el conflicto entre dos fragmentos de la misma persona.

El mismo Bergman reconoce que “Persona” fue el punto culmine en su carrera, aunque el abundante simbolismo de sus imágenes no será del gusto de todos. Cuál será la gracia de ver una película sobre lo difícil que es vivir, si eso ya lo sabíamos. Pero no todos filman como Bergman ni cuentan con la poderosa presencia de Liv Ulmann que justifican una filmación dominada por los primeros planos. Quizás el estado de ánimo con que se encuentre uno al momento de verla tenga mucho que ver con la actitud que se generara hacia la película, son los casos de vulnerabilidad física y mental buenos estados para ver “Persona”.

Como se quiera interpretar, si estamos asistiendo a una relación que saca lo peor de ti o como la pugna entre las dos caras de la misma persona que se debate entre el miedo de manifestar sus deseos y sentimientos, sólo dos opciones les quedan a los personajes de Bergman y a cualquier persona, en realidad, retirarse incapaz de conectar con nada o seguir poniendo el hombro…

 
Ficha Técnica
 
Título: Persona.
Año: 1966
Director: Ingmar Bergman.
País: Suecia.
Intérpretes: Liv Ullmann, Bibi Andersson.
Duración: 81 minutos.