Tuve la oportunidad de estar presente en su conferencia organizada por la Universidad de Yonsei en el mes de noviembre. Es curioso pero interesante observar la historia reciente de cambio de Kim Young-Hwan, el hombre de la imagen. Durante los años ochenta, Corea del Sur estaba inmerso en la lucha por la democracia ante la extrema violencia que ejerció el aquel presidente surcoreano de entonces, Chun Doo-Hwan, en la ciudad de Gwangju, y él era uno de los líderes estudiantiles más influyentes en aquella década. Aunque pensó que las manifestaciones en las calles tenían relación directa con los pensamientos socialistas, especialmente con la norcoreana. En su libro "Carta de hierro" contenía pensamientos de la ideología Juche y se distribuía por las distintas universidades del país bajo absoluto secretismo. En noviembre de 1986 es detenido y encarcelado hasta 1988.
Pero su aprobación hacia el régimen norcoreano presidido por Kim Il-Sung hace que viaje a Corea del Norte de manera ilegal y conocer personalmente al mandatario. Y seguía así dirigiendo organizaciones estudiantiles en Corea del Sur bajo distintos nombres. En 1995 es cuando empieza a cambiar de visión. La deserción de altos cargos norcoreanos tras la muerte de Kim y la hambruna que asoló Corea del Norte desde los mediados de los años noventa hace proponer que se desmonte todo lo que él construyo durante la década anterior y sus (ex) compañeros empiezan a tildarle de "traidor" o "vendido" aunque unos pocos colegas suyos siguen su paso.
A partir de entonces, tras observar de cerca la realidad norcoreana, su actividad para proteger de la temida deportación a los desertores norcoreanos en China es imparable. Tanto que el régimen norcoreano lo tiene en su lista negra e incluso fue arrestado por sus actividades en el noreste de China junto a sus tres socios durante casi cincuenta días. Estando observando uno la sociedad coreana puede ver cuales son las consecuencias sociales y políticas de la división de un país. La confusión de uno sobre su identidad ideológica es presente en sociedades tan distintas como las dos Coreas. Y con el tiempo, hay gente que cambian como el caso de Kim y también hay otros que cuando se le pregunta por la situación de derechos humanos en Corea del Norte, simplemente no quiere responder y se gira hacia el otro lado. El diario de Corea del Norte