Largo tiempo el peruano ha esperado, el ansiado retorno al mundial, condenado a una cruel larga espera y en silencio llevamos la pena, más apenas los sueños quedaban ¡al mundial! en su suelo se oyó, la alegría de todos sacude y el caído cerviz levantamos.
Fueron largas décadas de espera que hasta incluso muchos ya hablaban de una maldición, pero no hay que ser tan sabio para darnos cuenta que lo único que se necesitaba era disciplina, compromiso y trabajo arduo para echar andar todo esto y por ende conseguir lo que hacía muchos años nos era tan esquivo.
Empezamos la campaña con tropiezos y quizás con los mismos errores cometidos anteriormente, pero lo importante aquí fue darse cuenta a tiempo que de esa forma el final sería el mismo, hubo un punto de quiebre necesario para resarcir el sendero, no fue fácil para nadie pero en la vida lo que más difícil cuesta conseguir uno suele disfrutarlo mucho más y mejor.
Era imposible que se nos escapara de las manos esta ansiada clasificación, los obstáculos más difíciles ya los habíamos superado y hasta muchos creen que hubo un presagio en una de las fechas de las eliminatorias cuando se formó el 2018 del abrazo de dos jugadores tras la celebración de uno de los goles más importantes del proceso.
El regreso a la fiesta mundialista es un hecho y en Rusia nuevamente se podrá ver la bandera peruana flamear y el oír el sonido armonioso de nuestro himno patrio calara en lo más hondo del ser de cada peruano, sin importar si quiera el lugar donde se encuentre.
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