Pesadilla en rosa. John D. MacDonald

Publicado el 28 noviembre 2016 por Revista PrÓtesis @RevistaPROTESIS
Un tipo asocial que ejerce de justiciero
En esta segunda entrega de las aventuras del inclasificable detective Travis McGee, le encontramos lejos de su barco-cassa, el Busted Flush, que tiene amarrado en Fort Lauderdale, en la Florida. Y tiene que recorrer las calles de Nueva York, tras la petición de un antiguo colega del ejército, para aclarar la muerte en extrañas circunstancias del prometido de la hermana de éste, Nina GibsonPara poder dar luz a este extraño asesinato, McGee tendrá que introducirse en el mundo de los magnates financieros de la Gran Manzana, cuyas prácticas no son menos cruentas y sanguinarias que las propias de una guerrilla vietnamita en la junglaLa investigación de este detective, a quien en algunos momentos de la novela se le define como un auténtico forajido, nos permitirá conocer la vida de los magnates de las grandes familias financieras estadounidenses, sus hábitos cotidianos y su implacable actuación en pos del beneficio, en el que no se dudará de las prácticas más abyectas con tal de conseguir sus objetivos, aunque ello implique destruir con muy variadas fórmulas a sus adversarios. ritmo implacable, personaje singularVolvemos a encontrarnos con McGee, un hombre de acción, más que un detective, que tiene que resolver y conseguir que un mal se descubra y se remedie. Un personaje que no gusta de su profesión, pero que le viene bien para poder seguir su tranquilo estilo de vida, fuera de las convenciones consumistas y atropelladas de la ciudadanía normal. Un personaje asocial, que ejerce de justiciero, pero que duda de la Justicia con mayúsculas, y que para resolver los asuntos que le encargan, no duda en ejercer tanta violencia como la que ejercen sobre él. No es un salvador de los pobres, pues tiene serias dudas de la condición de buena parte de los seres humanos, pero tampoco es un cínico canalla, que se dedica a abusar de los demás seres humanos, sino alguien que pretende llevar adelante su vida, sin que los demás le molesten ni le hagan daño.Capítulo aparte es el de sus relaciones con las mujeres, con las que no evita el deseo ni el encuentro sexual, pero que no se engaña, ni favorece el engaño sentimental, lo que hace de él una versión bastante singular de un moderno caballero ácrataY sin dar pistas, no podemos dejar de señalar que el protagonista se ve involucrado en una situación dantesca, que parecía imposible en la liberal y democrática sociedad norteamericana, y que nos lleva a las más sádicas actuaciónes que parecían sólo posibles en regímenes dictatoriales y sanguinarios. Y que de paso muestra el lado más oscuro y perverso de ciertas prácticas científicas, que se dan en países que presuntamente se vanaglorian de respetar los derechos humanos.Todo esto ocurre en un magnífico thriller de aventuras, que mantiene toda nuestra atención con un ritmo implacable, y con un personaje muy singular, que rompe con los estereotipos de los protagonistas estereotipados del género, pues es un duro, que no un bestia, un tipo lúcido que no se deja arrastrar por lo malvado, pero que es escéptico frente al pensamiento buenista, y que da toda una lección de psicología en la descripción de los muy variados personajes que aparecen en sus paginas. Un libro que no hay que perderse.Libros del Asteroide, 2016Compra en Casa del LibroJosé María Sánchez Pardo