- ¿Te molaría ir a la proyección de una peli de monstruos y adolescentes para Semejante Ramera?.
- ¿Yo solo?
- Si
- ¿Seguro?
- Si, y luego tienes que escribir sobre ella.
- ¿Puedo ir fumao?
Así creo recordar que fue el momento en que mi gran amigo Santi me ofreció cubrir para ¡Semejante Ramera! el pase de Pesadillas, la nueva película del director Rob Letterman (El Espantatiburones, Monstruos VS Aliens) protagonizada por Jack Black, el único actor que reconocí en toda la película. Basada en las populares novelas juveniles de terror del mismo nombre escritas por R.L. Stein, en las que también está basada la mítica serie Pesadillas (1995/98), con las que al menos un servidor lo pasaba realmente mal. Ahora, si queréis echar unas risas, poneros uno.
Nunca he escrito una crítica de cine, de hecho, no me gustan. Intentando plasmar con el teclado las sensaciones que me suscitó el visionado de este film (ya me están dando ganas de darme una patada en la boca) solo me vienen a la cabeza esas épicas definiciones cortas de las revistas, que parece que están hablando de un chupito de whisky: “estremecedor”... “desgarrador, como la vida misma”... “hilarante y humilde”... “un billete a tu yo de 12 años” (no me juzguéis) “me puso la piel de gallina”... “si me invitan, repetiría”... Pero creo que con eso no vale.
Al igual que el whisky, me gustó, me gustó bastante, bastante más de lo que me esperaba, mucho, pero no lo suficiente como para poder decir que fue una de las películas que más he disfrutado sin que me dé palo reconocerlo.
En la sala de proyecciones donde vi la película regalaban gominolas a la entrada, las butacas eran bastante más cómodas que el sofá de mi piso (a pesar de lo bien que me lo estaba pasando, tuve que luchar por no echarme una siesta… fue duro para mí rechazar semejante comfort), las chicas encargadas de organizar el visionado eran encantadoras, hacía buen día, y me había levantado casi sin resaca. Entre eso y el falso sentimiento de triunfo que experimenté al verme rodeado de tanto glamour cineasta, es razonable que mi opinión de la película no sea del todo objetiva.
Tal vez debería haber tomado apuntes, pero al ver que ningún otro de los allí presentes lo hacía, guardé mi boli y libreta, tratando de parecer uno más. Así que intentaré ser lo más imparcial posible y no soltar ningún spoiler.
Las mentadas novelas tratan de historias en las que los protagonistas por lo general son niños que se enfrentan a monstruos en un contexto familiar y/o escolar. Cada monstruo, una novela, teniendo así decenas de ellos. En la película aparecen algunos de los más emblemáticos, como los malvados gnomos de jardín, el hombre lobo, el yeti, una mantis religiosa gigante y el muñeco de ventrílocuo diabólico, Slappy, que será quien encabece el papel antagonista.
Uno de los protagonistas es Zach Cooper (Dylan Minnette), un chaval que se muda a una nueva ciudad, donde conoce a su fascinante vecina Hannah (Odeya Rush), cuyo extraño padre proyecta una figura amenazante y envuelta en misterio. Y es que se trata de RL Stein (Jack Black, brutal), que vive aislado con su hija, rodeado de sus novelas y los típicos secretos oscuros e inconfesables.
Por razones que no voy a desvelar, los monstruos que el escritor creó en sus novelas pueden cobrar vida, y lo hacen, sembrando el caos y la destrucción. Capitaneados por Slappy, tratarán de acabar con el extravagante novelista. Así, Zach, Hannah, Stein y un nuevo amigo de Zach, “Champ” (Ryan Lee), se ven obligados a escapar por todo el pueblo, librando siempre por poco.
Los monstruos dan el suficiente miedo y dan la impresión de ser lo bastante peligrosos como para que te involucres en cada huida sin llegar a sufrir tampoco un infarto.
De esta manera la trama principal avanza bastante rodado y con desenfado. Hay bastantes situaciones que me hicieron reír a gusto, y la forma de plantear muchos giros me sorprendió, en plan bien. Para ser una película infantil, considero que han trabajado un guión bastante fino y sutil. Aunque hay de todo.
La subtrama de la historia de amor entre Zach y Hannah resulta más interesante de lo que cabe esperar, es hasta inspirador, y el final… joder, casi lloro.
Me hubiera gustado que estuviese más orientada a adultos en cuanto a la violencia. Es decir, que una avalancha de monstruos loquísimos, LOQUÍSIMOS, corra por ahí, destruyendo todo, y no destripen vivo a nadie, resulta frustrante. No satisface ese “¡Jalate a ese gordaco!” que uno grita para sí (o en alto) viendo escenas de este tipo. Sin embargo, el encanto que sentí al verla no habría sido el mismo, así que tampoco podría considerarlo como algo totalmente negativo.
Recomiendo esta película a todo el mundo, la verdad es que es de lo mejor que debe haber por ahí en este tipo de producciones, y seguro que no disgusta. Además, si has visto o leído algún capítulo de la serie o los libros, es más divertido. A casi ninguno de los que estaban ahí analizando la peli pareció gustarle, se iban impasibles, como droides, pero bueno… qué sabrán… seguro que solo se emocionan con movidas barrocas, o tal.
Carlos Fernández Suárez