En 1916, se comenzó la construcción de un nuevo edificio, a cargo del arquitecto Gonzalo Iglesias, inaugurado en 1922. Además de ser la central para la distribución de pescados a las sucursales era fábrica de hielo. El edificio estaba en el Paseo de San Vicente haciendo esquina con la calle de Arriaza, justo enfrente de las Caballerizas Reales, que actualmente son los Jardines de Sabatini. Desde ahí se distribuía el pescado para las 17 expendedurías repartidas por la ciudad.
En los años 30 Pescaderías Coruñesas, por problemas de liquidez se vendieron y el empresario Luis Fragío Babío se hizo con la cadena. Con el tiempo Fragío comienzó a vender las sucursales de las Pescaderías.
Ya a mediados de los años 50, Norberto García, propietario de la Pescadería La Astorgana, adquirió la última sucursal, en la calle Recoletos 12. Desde entonces el negocio, con el nombre de Pescaderías Coruñesas, se ha ido modernizando y ampliando y todavía se mantiene en funcionamiento. El primer edificio de la Cuesta de San Vicente se demolió y la vieja expendeduría de la calle Recoletos 12 permanece cerrada desde finales de los años 80.