Revista Cultura y Ocio

Pétalo carmesí, flor blanca. Michel Faber

Por Mientrasleo @MientrasleoS
Pétalo carmesí, flor blanca. Michel Faber
     "Anda con pies de plomo. Con los cinco sentidos: te harán falta. Esta ciudad a la que te traigo es vasta e intrincada, u no la has pisado nunca. Quizá imaginas, por otros relatos que has leído, que la conoces bien, pero aquellas historias te halagaban, te recibían como a un amigo, te trataban como si formaras parte de ellas. La verdad es que eres un forastero de una época y un lugar completamente distintos."
     Cuando leí Bajo la piel quedé fascinada con la historia y con la manera de contarla, así que me faltó tiempo para buscar algo más del autor. Tardé lo que se demora google en mostrar resultados en descubrir que su libro más famoso era el que hoy os enseño y no tardé en tenerlo en casa. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Pétalo carmesí, flor blanca.
   
     Conocemos a William Rackman, heredero de un negocio perfumista, que se topa con la prostituta Sugar. De este modo, el caballero con una vida escrita por él, una mujer y una hija, une su destino al de una prostituta que se anuncia en una guía para caballeros bajo el reclamo de no negarse a nada se encuentran.
     Comparado una y mil veces con una suerte de Dickens moderno por este título, el autor nos advierte utilizando al narrador en el primer párrafo de que su Londres, su Notting Hill, no es el habitual de las novelas victorianas. Tal vez sea el siglo XIX, y tal vez la misma ciudad y una familia y haya aristocracia... pero su novela no está escrita para provocar un plácido viaje en el lector. Porque, sobre todo, es una novela del siglo XX, en la que no se esconde nada, y se mira en cada rincón con un realismo que nos puede parecer agresivo a ratos. Es más, este narrador directo que se dirige al lector, es una constante, aunque se irá suavizando levemente a medida que avancemos, y se mostrará con una curiosidad morbosa o nos mostrará esa curiosidad morbosa que tenemos todas las personas para ser más excatos. Se fijará no sólo en las clases altas, sino también en la pobreza, nos hablará de sexo, de esa represión que se vivía en aquella época y de la diferencia abismal entre hombres y mujeres en cuanto a ese tema se refiere; y también, si hace falta, se fijará en enfermedades, olores y suciedad: porque todo eso existe, aunque esos afamados autores victorianos lo recubrieran de miriñaque y opacasen la luz que nos lo podía enseñar, cubriendo los ventanas con ricos cortinajes de crespón.
     La trama de la novela es más que correcta; la familia de Rackman, su aventura con Sugar y como esta inteligente joven llega a convertirse en un miembro de la casa de su amante al pasar a ser la institutriz. De este modo conoce a la mujer de Rackman y se pone en contacto con una niña que había estado desatendida afectivamente. Descubrimos además la importacia de Agnes, la mujer de Rackman, como personaje; lo meticuloso, lo atormentado, lo estrecho que habita en ella, abriendo la historia a un personaje más. Y es que, pese a su extensión, la historia se reduce en este caso a un puñado de personas a las que acabamos conociendo mejor que a nosotros mismos, ya que Faber muchas veces roza el intimismo a la hora de narrar su novela. Consigue de este modo una historia que, aún lejos de ser trepidante, llama al lector deseoso de volver a poner en marcha la vida de estas personas para observar lo que sucede allí. Y nos conduce a un final que me tuvo dando vueltas un par de días. Un final perfecto para esta historia que me dejó ganas de seguir leyendo, demostrando que, aunque hayamos mirado el grosor de una novela (aunque el término victoriana suele ir asociado a varios centímetros más que otros géneros) al comprarla, puede sorprendernos al hacernos desear un poco más cuando llegamos a su final.
     Pétalo carmesí, flor blanca es una ambiciosa novela que propone una mirada cruda a una época ya relatada con una historia realmente bien llevada a lo largo de sus páginas. Tal vez no sea para todos los gustos, pues huye de ese halo romántico habitual que busca heroínas para relatar su historia con un realismo casi brutal, pero no cabe duda de que es un novelón en el buen sentido del término.
     Sé que he hablado y nombrado varias veces en la reseña la novela victoriana, por eso quiero dejar una cosa clara; no vengáis a este libro a buscar esos rasgos comunes al género.
     Ya he comentado que este libro es contundente en cuanto a su grosor, por eso os pregunto, ¿os fijáis en el número de páginas que tiene un libro a la hora de decidiros por él?
     Gracias

Volver a la Portada de Logo Paperblog