Un pétalo.
Dos pétalos.
Tres pétalos.
Parece que me quieres.
Cuatro pétalos.
Cinco pétalos.
Seis pétalos.
Todo cambió ahora.
Quizás si me diesen más flores, podría saber si me amaras.
Quizás si tuviese más pétalos podría demostrarme lo que realmente te pasa.
Pero no, no puedo deshojar las margaritas del jardín para saber de ti, no puedo destruirlas porque no quiero saber lo que piensas, tengo miedo un poco, lo admito.
Y quizás sólo sea una chica la cual creyó en una historia que no tiene un inicio.
Lo lamento, lo sé, yo ya no puedo conmigo.
Pero entiendo cuando dices que no quieres ser sólo un amigo porque a mí me pasa lo mismo. Aunque tal vez no estemos destinados a serlo, tal vez sólo debíamos conocernos y ya, más nada lograr.
Apartarte de mi vida y no dar vuelta atrás.
Sin embargo no quiero, no quiero quedarme a un lado, quiero seguir contigo y poder sentir que aquellas margaritas no ha sido tomadas en vano.
Siete pétalos.
Ocho pétalos.
Las llevo en mi mano y las observo.
Son blancas, tan blancas que reflejan la pureza y la inocencia de mi amor por ti, tan blancas que me recuerdan el inicio de nuestro momento, tan blancas como las nubes, tan blancas como el amor. Pero no fueron lo suficientemente blancas quizás y por eso es que las llevo en mis manos y no en el jardín en dónde deberían estar.
Nueve pétalos.
Creí que el amor regresaría, creí que podríamos comenzar otra vez, pero al siguiente pétalo todo estaba perdido, al siguiente pétalo ya nada habría surgido.
Temí muchas veces, pero sabía que debía hacerlo. Mi amor por ti ha sido mágico, quizás no lo entiendas pero aún así te amo. Puede que nunca lo sepas, puede que algún día leas esta carta y creas que ha sido casualidad y quizás por un breve momento pensarás en mí y en cómo las margaritas hicieron que me aferrara a ti.
Tomo el siguiente pétalo, todavía no lo he arrancado, quiero que esto dure un poco, quiero que esto no cambie. No obstante, sé que sucederá, sé que contigo las cosas no podrán pasar y me sentiré bien al verte una vez más aunque a mi lado no podrás estar.
Recordaré tus ojos claros, recordaré tu sonrisa brillar, recordaré tu risa fascinante y tus gestos que me hacen alucinar. Recordaré el tacto de tus manos, recordaré tu voz tan peculiar, recordaré los besos que algún día me diste y los que no me pudiste entregar. Recordaré tus abrazos y tu hermosa forma de pensar.
Recordaré tantas cosas, que de ti nunca me podré olvidar.
Diez pétalos.
No me quieres, y quizás así todo tenía que acabar.