En la pantalla grande, Capusotto se luce más con sus personajes habituales que en producciones donde su intervención es menor (por ejemplo Soy tu aventura y Pájaros volando). En esta oportunidad, el humorista no sólo satisface las expectativas de quienes lo seguimos desde la época de Cha Cha Cha sino que conquista a espectadores menos familiarizados con su trabajo.
Por suerte, Capusotto y Saborido parecen ir en dirección opuesta al fenómeno Torrente. En otras palabras, resisten mejor la tentación de convertirse en objeto de consumo masivo o al menos prescinden del tipo de concesiones que Santiago Segura sí admite en la última entrega de su mayor creación.
En cambio, ambas propuestas coinciden en recurrir a la alternativa 3D para promocionar un costado novedoso casi inexistente o reducido a una cuestión formal. Anunciada desde el título mismo, la tridimensionalidad de Peter… cambia poco y nada lo que solemos ver en televisión.
A lo sumo, la innovación tecnológica inspiró algún spot promocional y el primer sketch animado que inicia el largometraje. Por lo demás, los animales de peluche que patea Violencia así como la precariedad de la escenografía y de ciertos efectos de edición la dejan al borde del ridículo.
Está muy bien… Después de todo, la imagen tridimensional es otra constante del entretenimiento al que Capusotto y Saborido disparan con munición gruesa.