Estas caídas de petirrojos ocurren a veces en la última parte del mes de octubre, cuando la migración del raitán alcanza su punto álgido. Son de la subespecie melophilus, que se reconoce por su mancha naranja más grande y brillante, y por cantar diferente a los nativos, además de que son generalmente más atrevidos en su comportamiento. Vienen del oeste de Europa, sobre todo de la Península Escandinava, donde huyen más que del frío de la falta de alimento que se aproxima con las nevadas. Muchos se quedan a invernar.
También pude observar una buena caída de otra especie que está ahora en plena migración, el mosquitero europeo Phylloscopus collybita, que no es tan abundante como el petirrojo, y además más difícil de ver, porque se mueve siempre muy nervioso entre los arbustos y no al descubierto. Mi sitio favorito para detectar esta especie son los arbustos y tamarindos de las dunas de Verdicio.