Nos volvió a visitar Jaroussy, y esta vez, afortunadamente, no para cantar ante un cetáceo, sino acompañado por el Ensemble Artaserse, agrupación fundada por él en el año 2002, y con un repertorio en la primera parte que, para mí, es el ideal dada su tipología vocal, y él mismo lo reconoce cuando afirma en las entrevistas que siente que cuando en un aria hay que mostrar un dramatismo intenso siente que fuerza la voz o que le encuentra encontrar papeles operísticos que se adapten a su voz de forma plena (cuando uno ve a un artista de la talla de Jaroussky hablar con esta humildad recupera su fe en el ser humano). Las obras sacras del barroco encuentran en Jaroussky, por su timbre tan puro y angelical (mi compañera de butaca me decía que si cerraba los ojos le parecía estar en el cielo, y eso que la voz de contratenor es de todas, la que menos le gusta), a uno de sus mejores servidores, pero lo mejor del contratenor francés no es el instrumento (la voz no es grande aunque se proyecta con suficiencia y resulta homogénea) sino la sensibilidad con la que lo maneja, su musicalidad,legato, facilidad para la coloratura, dominio de la respiración, su sentido del fraseo y dicción inmaculada (con Jaroussky no hay palabra que se escape).
El programa, estaba dedicado íntegramente a Vivaldi, en la primera parte el Ensemble Artaserse ofreció el Concierto para cuerdas y clave en do menor, RV 120 y acompañó al contratenor en el Stabat Mater, RV 621 y en el motete Longe mala, umbrae terrores, RV 629, entre ambas piezas vocales sacras se insertó el Concierto para arcos y clave en re mayor RV 123. Si en la primera parte el repertorio era sacro, en la segunda fue profano, y vino acompañado por dos obras instrumentales, la Sinfonía para cuerdas y bajo continuo en do mayor, RV 116 y el extraordinario Concierto para dos violines en la menor, RV 522 (L'estro armonico), con el que los dos solistas del Ensemble Artaserse obtuvieron un clamoroso éxito, y cuatro arias de ópera: "Se in ogni guardo" de Orlando finto pazzo, "Vedrò con mio diletto" de Giustino, "Mentre dormi" y "Germo in un punto e fremo" ambas de L'Olimpiade. Seguro que os habréis dado cuenta de que es un programa tan interesante como coherente (algo que no siempre es habitual) en él se repasan (en la medida en que el tiempo permite) todas las vertientes compositivas de "il petre rosso", desde lo instrumental hasta lo sacro y profano vocal, logrando un equilibrio perfecto (excelente idea la de unir musicalmente el concierto inicial con el Stabat Mater y no dejar que los aplausos rompan la magia del momento).
Como bises ofreció “Sento in seno ch’in pioggia di lagrime” de Giustino, una joyita en la que unos violines tocan en pizzicato y otros en arco imitando el sonido de la lluvia al caer, "Se lento ancora il fulmine" de Agrippo, un aria di furore (al menos en la primera sección y el da capo) en la que desplegó toda su furia, para terminar con "Cum dederit delectis" del Nisi Dominus, una pieza que cuando es bien servida, como en este caso, puede hacer parar el tiempo, un derroche de belleza. Seguramente Jaroussky ya no tiene una voz tan pura y bella como aquella que mostraba en el año 2001 cuando grabó Sedecia, re di Gerusalemme con Gerard Lesne para Virgin (recuerdo perfectamente las primeras veces que lo escuché, parecía que aquello no podía ser real, lo podéis escuchar aquí), pero ha ganado mucho en recursos expresivos e incluso en redondez.
Os dejo la pieza con la que cerró el recital: