Philippe Sella por Phil Blakeway

Por Tarrako @angelllcp
Os dejo otra gran narración de Phil Blakeway, de su "Tornarugby", rugby y literatura en un solo blog.
Sella:

Entre 1982 y 1995 disfrutamos del juego de un centro poderoso y batallador, placador consistente y ejemplo de fair play: Philippe Sella. El SU Agen RC  fue su club, aunque terminara, para aprovechar las remuneraciones conforme a ley, en los Saracens londinenses en 1996. Un año antes, decía, se retiró del rugby internacional, en la final de consolación del Mundial de Sudáfrica, en ese partido cuyo resultado a nadie importa. Ganaron los franceses y se quedaron con el tercer puesto (y saben que mantengo la duda razonable del ensayo de Benazzi bajo el diluvio de Bloemfontein, que les hubiera permitido repetir la final de 1987 o anticipar la de 2011). 

Jugó 111 veces en partido de los que se anota como oficial, 128 si sumamos los demás (entre ellos dos frente a España, en 1983, durante los Juegos del Mediterráneo de Casablanca y otra en 1991, en el Central madrileño, partido de la FIRA al que Francia concurrió con tipos como el hoy presidiario Marc Cécillon, Philippe Benetton, Abdel Benazzi, Aubin Hueber o Jean-Michel González, todos de su primer equipo), y recordamos sobremanera sus carreras explosivas en el centro del campo: con algo de espacio, tras un buen salto o una acertada cruz y acaso un primer contrapie, era letal: como en la imagen Mike Harrison y Marcus Rose, ingleses del equipo de 1987, los rivales quedaban desbordados, o arrollados si se encontraban con él, con el buey, en la época previa a las proteínas concentradas. Su primer partido no fue bueno: acabó inconsciente en un hospital de Bucarest, quizá para olvidar que los rumanos, que por aquel entonces eran indiscutiblemente la sexta potencia europea, ganaron por 13 a 9. Pero aquello sólo fue un mal día. A Francia le esperaba una brillante década con Sella indefectiblemente compartiendo la posición de tres cuartos centro con Didier Codorniu, Denis Charvet (el más creativo), Franck Mesnel, Thierry Lacroix o Marc Andrieu. Unos dejaron el XV del Gallo, otros pasaron a otra demarcación, solamente Sella seguía. En 1987 anotó en todos los partidos del Torneo de la V Naciones culminando un bienio que el año previo le había llevado a ser reconocido como merecedor de un puesto en el XV del V Naciones que se enfrentó al del Resto del Mundo, durante los fastos del centenario de la International Rugby Football  Board, hoy simplemente IRB, y que unos meses después le llevaría a la final de la I Copa del Mundo.


Fue un jugador duro, pero de buenas maneras. Una vez, en partido frente a Canadá, fue expulsado por  encontrarse en medio de una refriega y sin embargo exonerado al poco, una vez se comprobó con el vídeo que el linier había errado y se encontraba en medio separando a contendientes. Algunos rugbistas de nueva hornada deberían repasar sus partidos, y no solo por su juego. Los de Agen podrán hacerlo pues desde la próxima temporada será el director deportivo de su club de toda la vida.