Philippe Varin, Presidente de Peugeot-Citroen renuncia a su indemnización de 21 millones

Publicado el 28 noviembre 2013 por Niko Garnier @BolsayFilosofia

El escándalo surgido a raíz de la jubilación del presidente de PSA (Peugeot-Citroen), que tras sólo cuatro años a la cabeza del grupo se jubila con una pensión neta de 300.000€/anuales, nos permite ilustrar perfectamente los errores repetitivos de nuestra civilización. Conceptos sobre los que vuelvo una y otra vez puesto que desgraciadamente siempre están de actualidad. La noticia es ésta:

http://www.elmundo.es/motor/2013/11/28/529701c963fd3d193a8b458c.html

El problema de PSA es que ha recibido ayuda estatal, y por lo tanto es inmoral que un dirigente cobre una pensión por una empresa que ha ido de mal en peor durante su breve mandato. Una vez más, no existe correlación entre el premio recibido y los méritos realizados: por el mero hecho de estar ahí, se le premia.

La demagogia ha estado a la orden del día y hemos visto múltiples ingredientes que caracterizan a la sociedad actual:

  1. Populismo, psicología de masas: en 24h todos los medios hablaban de lo mismo, y el titular impactante de “indemnización de 21 millones” fue el que se propagó como la pólvora (aún siendo falso). He capturado simplemente los primeros 8 tweets que me salen al buscar “Varin” en twitter.
  2. Servilismo de la razón: cuando un periódico titula “Varin va a cobrar 21M€ de PSA como prima de jubilación”, no persigue la verdad, sino vender. Busca crear impacto, provocar emociones en los lectores, que se genere una avalancha emocional en las redes sociales que al final, nos lleve a todos a comprar más periódicos, visitar más webs y pinchar en más banners de publicidad. Es decir, que nos movamos. Y una de las mayores verdades y más profundas es que la razón no incita a la acción; la emoción sí. Algo que no es exclusivo de esta noticia, pero sí se pone en evidencia en datos tan simples y objetivos como éste. La “verdad” como concepto abstracto y filosófico, le da exactamente igual (a este y a cualquier medio en realidad). Pero lo olvidamos porque necesitamos oir lo que queremos oir: a los de izquierdas y los de derechas, cada uno lo suyo.
  3. Demagogia de izquierdas: los titulares eran “jubilación de 21 millones de euros para el CEO de PSA”, dando a entender que se iba con un bonus de ese importe en el bolsillo, cuando la realidad es que se le atribuye una renta anual de 25 años (si llega), que descontando impuestos (70%, sí sí, 70% en total), se le queda en 300.000€ netos al año. Sigue siendo una jubilación confortable, pero muy lejos de 21M€.
  4. Demagogia de derechas: la patronal se defendía argumentando que estaba pactado, que era legal, que cumplía el código deontológico, etc. ¿Y la verdad y honestidad, dónde queda en todo ésto? La verdad y honestidad exige decir que un dirigente que apenas ha estado 4 años al frente, y ha dejado el grupo claramente peor de cómo se lo encontró, obviamente no merece ningún premio (si alguien argumenta que no es culpa suya, estoy totalmente de acuerdo; porque de hecho tampoco sería mérito suyo si las ventas hubieran crecido, y por lo tanto en cualquier caso lo más probable es que no se merezca un “premio extra”). Pero obviamente aquí nadie tira la primera piedra: dejamos que el sistema continúe con su inercia cuando nos beneficia, y si puedo cobrar esos 300.000€ al año, pues estupendo, “me los merezco”.
  5. Precipitación: el Sr. Varin empezó justificando su jubilación por la mañana y ante la “presión ambiental” terminó convocando una rueda de prensa por la noche para anunciar que renunciaba a su jubilación. Ha sido víctima de un linchamiento público, un juicio por la vía rápida, como los había en la edad media, y los sigue habiendo ahora: tan imprevisibles, veloces e incontrolables como cualquier movimiento de masas: a veces correctos, y otras no. Eso es pura aleatoriedad.
  6. Demagogia en el comunicado: “lo hago por respeto hacia mis antiguos colaboradores y porque deseo lo mejor para el grupo PSA”. Si fuera así, habría renunciado a ello antes, y no después de la presión ambiental.

¿Ha cambiado el mundo para que la psicología de masas deje de gobernar la escena pública? No lo parece. Eso ocurría en la edad media, en la revolución francesa, y sigue ocurriendo. Seguimos en la oscuridad, lo cual es más peligroso si piensas que estás en la luz. Como dijo Bertrand Russell, “gran parte de los problemas de este mundo se deben a que los ignorantes están completamente seguros, mientras que los inteligentes están llenos de dudas”.

El debate formado alrededor de la retribución de los directivos, stock options, jubilaciones, etc, es un debate falso, una vez más, puesto que (casi) nadie lo plantea desde la objetividad que exige la búsqueda de la verdad, sino desde la subjetividad de los intereses partidistas, y para una gran mayoría (el pueblo), desde una simple emotividad abstracta donde confluyen envidia y necesidad de buscar culpables y cabezas de turco a los “problemas del mundo”.

Aquí mienten todos: los ricos porque simplemente usan la razón (como herramienta de raciocinio) para justificar sus sueldos millonarios, los periodistas para crear efecto y vender, el pueblo para ponerle cara a los culpables de sus males, los políticos para ganar votos, etc. Todos tienen esclavizada su capacidad de raciocinio, al servicio de los intereses de su partido, ideología, empresa ó simplemente recurso mental para echar balones fuera. El debate es absurdo (como tantos otros).