Hoy se celebra el Día Internacional de la Discapacidad y, está mal que yo lo diga, pero Phillip Taviani es un personaje de los que no se olvidan. Descarado, mandón, seductor, un auténtico encantador de serpientes y no sólo en la ficción. Se me fue la mano con él, porque muy a mi pesar tiene más fans que mi querido y admirado Kenneth Callahan, el protagonista de la novela y eterno héroe en la sombra. Nunca imagine hasta qué punto las lectoras caerían rendidas al encanto de Phillip.
Si habéis leído DELICIAS Y SECRETOS EN MANHATTAN entenderéis por qué esta entrada va dedicada a él, un personaje de ficción que ha logrado enamorar a múchísimas mujeres a pesar del ser diferente. Phillip Taviani es ciego, un veterano de la Gran Guerra que, por el contrario de algunas novelas románticas que he leído, nunca recobrará la vista -no es un spoiler, con este dato entenderéis mejor su manera de ser-.
Indudablemente el accidente lo convirtió en un luchador, dispuesto a superarse cada día y para ello aprendió a leer en braille en tiempo récord...
"—Philip Taviani no es ningún inválido —exclamó indignada; la mujer titubeó nerviosa, pero Stella no la dejó intervenir—. Al contrario, es tan válido como cualquiera. Es un hombre valiente que ha conseguido suplir con tesón los inconvenientes de su ceguera. Tan intuitivo que no necesita ver para dirigir su hotel y tan inteligente como para saber rodearse de personas de su confianza en las que delegar.La señora farfulló una excusa y se alejó roja de vergüenza. Stella giró en redondo y se encaminó a toda prisa hacia el balcón. Kenneth la siguió. Stella trataba de abrir las puertas cuando él le cubrió las manos con una de las suyas.—No me creo que vayas a salir de su vida sin pelear." DELICIAS Y SECRETOS EN MANHATTAN, capítulo 14.
El éxito de un personaje inusual en el género me supone una satisfacción personal porque hay quien opina que no se pueden publicar novelas románticas sin un perfecto príncipe azul. No estoy de acuerdo con este cliclé y los lectores que son quien compran los libros está visto que tampoco. Para ejemplo el éxito rotundo de QUÉDATE A MI LADO, la novela valiente de Noelia Amarillo protagonizada por un "sin techo", durante meses en los primeros puestos de las listas de ventas y que ya va a traducirse a otras lenguas. Lo que importa es que el libro contenga una buena historia, con hombres y mujeres creíbles y no existe nada más fantasioso e irreal que la perfección. Lo importante de un personaje es que llegue al corazón del lector.Como diría mi querida Megan Maxwell los príncipes azules también destiñen y yo añado que a veces, como Phillip, se ayudan de un bastón blanco (que como explico en la nota de la autora al final de la novela, es una licencia que me tomé ya que éste se inventó en 1921, dos años después de la época en que transcurre la novela. Y quiero que se sepa que es un invento argentino, por "mis argentinas" de aquí Judit Blasco y Patricia Sutherland y por todas las lectoras amigas que tengo en aquella tierra).
Uno de mis héroes por excelencia, Edward Rochester, también pierde la vista y ello no le mermó ni una pizca de atractivo, ni a mis ojos de lectora ni a los de la inolvidable Jane Eyre.