La perla de la antigua Indochina fue nuestra primera parada en Camboya. Phnom Penh es la capital del país vecino. Hemos de decir que nos sorprendió para bien. Su gente es muy amable (a pesar de haber sido un pueblo que ha sufrido mucho hasta hace relativamente poco tiempo), el estilo colonial todavía perdura en sus edificios, los templos y pagodas son muy diferentes a lo que estamos acostumbrados a ver en Vietnam (mucho más coloridos y con distinta arquitectura) y el paseo de la ribera del río da una gran apertura a la ciudad.
Partimos desde Ho Chi Minh City en autobús a las 7 y 30 de la mañana en un viaje que suele alargarse unas 6 o 7 horas dependiendo de la demora en tramitar los visados (Camboya no tiene exención de visado y para entrar en el país debes gestionarlo). Nosotros viajamos con la compañía Mekong Express y pagamos 270.000 VND por billete (10€ aproximadamente). A mitad de camino se encuentra la frontera, en la que el autobús para para que todos los viajeros bajen a tramitar el visado. Una vez resuelto el trámite, el autobús nos esperaba al otro lado de la aduana y nos pusimos de nuevo en marcha hasta llegar a Phnom Penh.
Una vez llegamos a la capital camboyana, tomamos un Uber que nos llevó al hotel (Suite Home Boutique Hotel), nos habían comentado que a veces los tuk-tuk te intentan engañar y no quisimos jugárnosla nada más llegar.
Como no queríamos desaprovechar el tiempo, dejamos las cosas en el hotel y nos fuimos a conocer la ciudad. Cerca del alojamiento se encontraba el Palacio Real y la Pagoda de Plata, pero no pudimos entrar porque ya era la hora del cierre. Así que estuvimos paseando en la plaza y el parque que hay justo enfrente. Tuvimos un pequeño percance (me desmayé y perdí el conocimiento) y cuando desperté, pude comprobar lo humanos que son en este país: estaba rodeada de personas intentando ayudarme de una u otra manera.
Silueta del Palacio Real al atardecer
Ribera del río Tonle Sap
Pasado el susto, seguimos caminando por el paseo fluvial que recorre el río Tonle Sap. Caminando llegamos al Templo Phnom en el monte Pen (por este motivo que la capital recibió el nombre que tiene hoy en día), que cuenta con 27 metros de altura y una gran escalinata que te dirige a la pagoda central. Desde allí arriba pudimos ver el atardecer. Entramos al templo y vimos cómo estaban ultimando los preparativos para alguna celebración. El precio de la entrada es de 1$.
Monjes sentados en el paseo de la ribero del río Tonle Sap
De vuelta al hotel fuimos a cenar a un libanés, Hummus House, totalmente recomendable: la comida buenísima y el precio muy razonable. Después de cenar pasamos por el Night Market (mercado nocturno), en el que puedes encontrar puestos de comida, ropa y todo tipo de souvenirs.
Museo Tuoi Sieng o Prisión S21
Ya a la mañana siguiente visitamos el Museo Tuoi Sieng o Prisión S21. El precio es de 5$ la entrada. Antiguamente fue una escuela superior, que sirvió de prisión de seguridad y centro de tortura en la época de los Jemeres Rojos. A través del recorrido puedes ver lo que sucedió en aquel lugar y lo cierto es que se nos pusieron los vellos de punta al conocer las atrocidades que se llevaron a cabo. Solo en la prisión sentenciaron casi a 20.000 víctimas.
Antiguas habitaciones reconvertidas en celdas en el museo del genocidio
¿Quienés son los Jemeres Rojos? En el año 1975, este grupo tomó el poder en Camboya fundando la Kampuchea Democrática. Capitaneados por Pol Pot, los Jemeres Rojos crearon un gobierno autoritario, con base radicalmente agraria, a través del cual despoblaron las ciudades y destruyeron la cultura, sometiendo a la población a trabajos forzados y matando a un cuarto de la población (2 millones de personas, el 25% de la población camboyana de aquella época). En 1979, intervinieron militares vietnamitas para poner fin al régimen aunque no desaparecían del todo hasta el año 2000 cuando que dejaron de actuar (mientras tanto formaron guerrillas dentro del país). De hecho, a día de hoy siguen juzgando a muchos de los Jemeres Rojos que participaron en esta mascare.
Pasillos de la prisión S21
Marcas en las paredes de las habitaciones de la prisión
Para que podáis entender un poco más sobre estos años en la historia de Camboya, os recomendamos la película dirigida por Angelina Jolie ¨Primero mataron a mi padre¨. No nos podemos imaginar cómo se repone un país de una barbarie como esta.
Mercado Central
Tras la visita al museo, nos acercamos al mercado principal de la ciudad o Mercado Central. En la sala principal hay una gran cúpula, desde la que parten cuatro alas. Como en cualquier otro mercado del Sudeste Asiático, verás un poco de todo: joyas, relojes, bisutería, ropa, electrónica ypor supuesto comida. Una vez sales al exterior, en los laterales del mercado hay muchos puestos callejeros que ofrecen platos típicos de la gastronomía camboyana.
Fachada del Mercado Central
Esto fue todo lo que pudimos ver en esta encantadora ciudad de Camboya, nuestro autobús hacia Siem Reap partía al mediodía y no teníamos tiempo para más. Es cierto que sólo visitamos Phnom Penh y Siem Reap en nuestro breve recorrido por el país; sin embargo, hemos podido intuir un poco de su vida rural (y cómo vivían durante los tiempos del reino de Angkor). En definitiva, Camboya nos ha gustado bastante y seguramente, más pronto que tarde, volveremos de nuevo.