Mi pueblo no podía quedarse fuera de esta semana de los Premios Príncipe de Asturias y menos perderse el placer de volver a escuchar los hermanos Zapico en su forma original, casi me atrevería a cambiar el título de la entrada por "Aún queda cuerda para rato".
El programa, original en presentación y planteamientos, lo tienen tan dominado que siempre resulta nuevo, van aportando detalles sutiles y su satisfacción en el escenario interpretándolo la transmiten al público. La madurez está llegando en todos ellos y poder disfrutar con lo hacen es algo digno de destacar.
La velada por fandangos comienza (los siempre fieles Blasco y Murcia)
pero sin ser todo del diablo su son... (añadir la magia Kapsberger)
y con alguna fina sutileza... (con Roncalli cual sorbete de limón)
siguen bayles populares de salón... (se suma Pasquini con Diego Ortiz)
para poner fin así como empieza (el postre gallego de Sebastián y el Fandango Doménico).
Todavía tendríamos un último baile de despedida tras una hora abundante de mesa y mantel.
La acústica para el público buena, incluso con armónicos producidos que redondearon un buen menú, y sobre todo: redescubrir el registro de laúd en el Clave del Zapico Mayor que logró "hermanar" a la perfección, la Tiorba de Daniel siempre sorprendente en todas sus intervenciones tanto solistas como de bajo continuo e incluso rítmicas, y la Guitarra de Pablo cada vez más impactante por presencia y equilibrio dentro del trío, auténtico todoterreno.