Este picabuey andaba a las carreritas entre la gramilla corta en un sector parquizado dentro de la reserva, en una zona de descanso, a menudo pegaba un saltito y aleteaba capturando alguna que otra mosquita.
Pude acercarme caminando y una vez que lo tuve más o menos próximo me agaché y permanecí quieto para que no desconfiara de mí, luego me iba arrastrando cuerpo a tierra para poder lograr mejores tomas. Creo que el esfuerzo dio sus frutos.