Me atrevería a decir que es una de las mejores películas europeas de siempre. Bresson es un director minucioso, amante del detalle, sobrio en la narración y gracias a eso nos cuenta una historia que termina resultando fascinante, a medio camino entre el drama y el documental, de un carterista parisino que no roba por necesidad. También resulta fría y austera en cierto modo y no busca emocionar ni empatía en el espectador, así que hay que verla con conocimiento de causa sin esperar otra cosa que un relato naturalista que es un alarde de cine.
Me atrevería a decir que es una de las mejores películas europeas de siempre. Bresson es un director minucioso, amante del detalle, sobrio en la narración y gracias a eso nos cuenta una historia que termina resultando fascinante, a medio camino entre el drama y el documental, de un carterista parisino que no roba por necesidad. También resulta fría y austera en cierto modo y no busca emocionar ni empatía en el espectador, así que hay que verla con conocimiento de causa sin esperar otra cosa que un relato naturalista que es un alarde de cine.