Cuando lees un libro común el ritmo de lectura se establece de izquierda a derecha. Los textos son percibidos de una manera rápida por nuestro cerebro que ha interiorizado un idioma previo, y las imágenes son asociaciones que nuestro procesador interno elabora de acuerdo con los conceptos memorizados, estableciendo un nexo entre lectura y comprensión lectora.
Hasta ahí lo que es un texto en un libro normal. Más enriquecedor es un libro ilustrado en el que las imágenes no desempeñan una función superficial o decorativa, no son meros adornos, son contenido. Son actores principales junto con el texto. La lectura de un libro ilustrado no implica una mera secuencia de palabras, implica la lectura de cubiertas y guardas, la lectura de ritmos y cambios de ritmos, implica conexiones entre palabra, imágenes y silencios.
La mejor manera de contar una historia participada de adultos y niños que están aprendiendo a conectar imágenes, significados y palabras, es la lectura de un libro ilustrado, no es jugar con un cuento más, no sólo es pasar hojas, sino poner en la mesa los ingredientes de un aprendizaje enriquecedor donde todos ganan.
Imágenes vistas en Planeta Tangerina. No perdérselo.