Piedad económica

Después de quince días de campaña electoral, donde el mayor problema era coger sitio en un mitin electoral, los líderes europeos han arrojado de nuevo su soga sobre España. La soga empieza a acariciar el cuello de Rajoy con las exigencias de un plan urgente de medidas económicas para cumplir con los pactos del déficit: un 6% del PIB para este año y un 4,4% en 2012. Para ello, se prevé que tengan que recortarse 30.000 millones de euros que nadie sabe de donde saldrán. Porque nadie confía en que el dinero crezca por generación espontánea. Un milagro que quizás Juan José Cortés (el padre de Mari luz) incorpore en el manifiesto fundacional de la congregación religiosa que ha fundado: Iglesia Evangélica Ministerio Juan José Cortés. Esperemos que Rouco Varela no se enfade por la competencia desleal.Con la soberanía económica pendiente de un fino alambre, la supuesta soberanía política parece tener el mejor de los maquillajes posibles. Dos días después de las elecciones, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, “se siente fuerte y legitimado para tomar estas medidas”: un “ticket moderador” en sanidad, bajada del sueldo de los funcionarios autonómicos, subida del precio del agua y del transporte público, aumento de las tasas universitarias y renuncia de los altos cargos autonómicos a la paga extra para ahorrar 1.000 millones de euros.Con la descentralización del modelo español, es sorprendente la escasa responsabilidad que le otorgan los ciudadanos a sus gobiernos autonómicos. La sanidad o el empleo están gestionados en buena medida por los gobiernos autonómicos. Sin embargo, no ha repercutido en sus resultados electorales. Unos resultados que la Agencia de Calificación Fitch califica como “una ventana de oportunidad” para hacer las reformas.  Rajoy, de momento, guarda silencio y parafraseando a Alberto Ruiz Gallardón cuando le preguntaron sobre su futuro: “benditos aquellos que no teniendo nada que decir, se abstienen de demostrarlo verbalmente”. La soga ya aprieta más de la cuenta.