A doña Clo, porque finalmente la vida nos cuenta sus propias historias, como ella decia…
Puff. Nube por favor: todos hemos conocido una como ella, pero ella ser{a siempre la nuestra: no muy alta, ochenta y tantos, a la moda, de antojitos fancy, y muy too you…
La gente sí que es realmente irresponsable. Hacen cosas y ni se molestan en decir porque. ¿Por qué gaste yo tanto tiempo entrenando a esa muchacha?
¿Para qué tanto gasto en perfumería, ropa, maquillaje, su salario, adelanto salarial, los regalos finos para ella, el marido y hasta los hijos, si ella solo tenía que hacer una cosa, UNA, que ni cumplió?
No, no, no, por eso es que estamos como estamos, ¡y ni señales de mejoría!, la falta de palabra es única, y van pasando los años y se va poniendo vieja una se da cuenta una que siempre ha sido así… ¿Cómo que ni si quiera se molestan en avisarle a una las cosas y tuve que ir yo con todos mis achaques y desconfianza a buscarla y dónde me encuentro: ¡una vela! ¿qué, que pasó?
Puff. Nube por favor: imaginen los ojos volando por encima de los anteojos. El puño semi cerrado sobre la frente y el soplido profundo del suspiro exagerado cayendo en el sillón con ella. Cierren la imagen y volvamos al punto…
La cosa es sencilla, mi‘hijita. Vos bien sabes que tengo como quince años, quizás más, como unos años después de que se muriera mi chiquita, que me busqué a una muchacha de esas que andan por ahí sin nada mejor que hacer para que cuando yo me muriera, me arreglara y me maquillara para llegar al cielo o, a donde me toque porque ahora solo me quedan varones, que son iguales al tata en el gusto de la ropa, y yo me imagino, tirada en la caja cuán vieja soy, sin arreglar ni maquillar y menos con el pelo bien peinado, mientras ellos tertulian con un buen wisky en la mano pa‘que me vea todo el mundo en esas fachas, y en las que se casaron y descasaron con ellos, Yo, igual que mi suegra Y POR OTRAS RAZONES, no tengo mucha confianza en que le lleguen al cuento, si hasta hay una que no sabe que el espaguetti no lo venden cocinado y es la misma que piensa que la ensalada es una comida completa.
Puff. Nube por favor: imaginen los ojos volando por encima de los anteojos. Cierren la imagen y volvamos al punto…
El caso es que la muchachita era para eso. Para que me maquillara y vistiera en mi hora final, porque la confisgada de mi hija, y ahora que lo pienso también me hizo lo mismo, se murió y pues ni modo pero debería haber una clausula legal para que la gente, aun después de muerta, cumpla con su palabra ¡y eso me tiene más brava que culebra en asador!¿Cómo es posible, ah?¿Qué tanto hacen los que hacen las leyes que no piensan en esas cosas, ah?
Puff. Nube por favor: imaginen los ojos volando por encima de los anteojos y el resoplido suave, secándose la frente. Cierren la imagen y volvamos al punto…
El caso es que ella venia cada semana, ensayábamos el baño, yo le mostraba la ropa, los calzones, zapatos y perfume que tenía que ponerme. También el peinado, maquillaje y pintura de cara, uñas de manos y pies, porque ella sabía que para mí, era muy importante, pero de suma importancia pasar frente a esas (mi suegra, y sus hijas que nunca me quisieron y decían que yo era una turra mal vestida, que ya a esta hora ya serian menos que ceniza del volcán), y de San Pedro, porque ese siempre amigo de ellas, y si ellas no estaban él le iba a ir con el chisme, bien arregladita para que no tuvieran nada que criticarme en la muerte como lo hicieron en vida. Ah, pero viene esa niña, y me hace un patrocinio infiel, ah, porque se lo fui a consultar a Grace, porque yo tenía que saber qué hacer en un caso de esos, y me dijo que nada, como que nada, y me tuve que venir berreando del dichoso lugar enojadísima, porque nadie me puede creer que se murió antier, cruzando una calle que había cruzado miles de veces, en carrera tras un gato que se le escap a la otra señora que cuidaba cuando no venía aquí, ¿Podes creerlo?...y, el gato, el bendito gato, ahí estaba sobre el televisor muy quitado de la pena, no te digo…
Puff. Nube por favor: imaginen los ojos volando por encima de los anteojos y el desmayo fingido en el sillón de la sala...
Para La Coleccionista de Espejos…
La Darling...