La baraja del Buen Viajero se ha convertido en una compañera en algunas de las clases y talleres de Prisma.
Pasar a la acción me sigue apareciendo.
Más? Me pregunté cuando la vi. Tengo la idea de que últimamente es lo único que hago.
Una idea claro.
Así que soltando la idea. Acciones muchas. Sin embargo muchas de ellas premeditadas.
Cuanta energía pierdo pensando antes de actuar. Confundiendo pensamiento con consciencia! ¿Esto que hago es arrogante? ¿Lo hago desde la herida? ¿Que consecuencias tendrá? ¿Haré daño a alguien? ¿Haré el ridículo? ¿Me equivocaré?
Divagaciones mentales entre los posibles escenarios, las probables catástrofes, un futuro indeseable que puedo evitar si pienso bien. Piensa antes de actuar! Retumba en mi cabeza. Cuánta espontáneidad pérdida. Cuanta vida no vivida por mis paseos mentales en un universo imaginario que es bastante etéreo y que sin duda poco sirve a hora de materializar. ¡Que materialista!
Un pensamiento más que me detiene en la acción espontánea. La materia . El territorio de las acciones. ¿Pero si no pienso, no terminare actuando impulsivamente todos mis deseos y emociones más terroríficas?
No es acaso la posibilidad de pensar la que nos aleja de los animales y nos permite la civilización? Espontáneidad no es lo mismo que impulsividad. Altos costos ha dejado esta confusión. Pensar no es igual que ser consciente. Y olvidar nuestra animalidad nos pasa factura. Pasar a la acción espontánea.
Invitar a las emociones, intuiciones, sensaciones corporales, sentidos, a esta toma de decisiones.
Bajarme de las indagaciones eternas y estar presente. Actuar impulsivamente es reaccionar.
No hay espacio entre el impulso y la acción En la acción espontánea hay espacio. Un espacio de aceptación de todos esos impulsos, sensaciones, emociones y pensamientos, seguida de una acción que atiende lo que hay en el presente. Esto más que explicarse se practica. Que largo texto. Debería mejor hacer una entrada de blog..
Abro espacio al pensamiento y mejor pongo compartir