Ingredientes para cuatro personas Dos piernas de cordero lechal en filetes Dos cebollas Tres dientes de ajo Una botella de vino blanco Sal Pimienta Una cucharada de tomillo Aceite de oliva
- En un mortero mezclamos el tomillo con un par de cucharadas de aceite. Salpimentamos los filetes y los pintamos con el aceite y el tomillo. Reservamos.
- Pelamos los ajos, los cortamos en láminas y los freímos en una cazuela, cuidando que no se quemen. Cuando estén dorados los retiramos y reservamos.
- En ese mismo aceite, y a fuego vivo, doramos los filetes por los dos lados. Los escurrimos en papel absorbente y los reservamos.
- Pelamos las cebollas, las cortamos en juliana y las pochamos en la misma cazuela a fuego suave.
- Cuando estén, escurrimos el aceite sobrante y añadimos los filetes y las láminas de ajo a la cebolla. Subimos un poco el fuego y regamos con el vino, sin llegar a cubrir la carne. Bajamos el fuego, tapamos la cazuela y dejamos hacer hasta que el vino reduzca.
- Damos la vuelta a los filetes y volvemos a regar con el vino igual que la primera vez. Tapamos y dejamos hasta que el vino haya reducido. Repetimos esta operación hasta que la carne esté tierna. Un par de veces serán suficientes, si la carne es de calidad.
- Retiramos la carne y la reservamos al calor.
- En la batidora trituramos la cebolla y el resto de la salsa y lo pasamos por el chino o por un colador. (Si queda muy espesa puede aclararse con un poco de vino y darle un ligero hervor. Si está muy clara, la dejaremos reducir a fuego muy lento.)
- Servimos la carne con esta salsa por encima.